Cambió algunos intérpretes y la obra se vio mejor. A Marcelo Gallardo, y a la mayoría de la grey “millonaria”, no les había gustado demasiado la versión que ofreció River en el debut contra Gimnasia, en La Plata. El “Muñeco” metió mano en dos líneas (volantes y delantera) ante Central y el producto final tuvo otro contenido. La actuación del equipo tuvo correspondencia en el resultado, 2 a 0, inapelable por donde se lo mire, más allá de la controversial jugada en el minuto 25 del complemento, cuando Niell enfrentó a Chiarini y dejó la sensación de penal, pero el árbitro entendió que el atacante chocó al guardavalla. Afuera Ponzio y Ferreyra en el medio, adentro Kranevitter y Rojas; al banco los juveniles Driussi y Boyé, a la cancha la dupla Gutiérrez-Mora. El tucumano y el zurdo mendocino se complementaron con Sánchez para equilibrar armoniosamente el medio campo local, aportando recuperación y fluidez en esa zona. El tándem ofensivo extranjero, aunque Mora aún está lejos de sus mejores momentos, por oficio y potencia, rindió también mejor. River jugaba mejor y se veía venir el primero, firmado por Teo después de una precisa habilitación de Vangioni. Caranta empezó a cobrar protagonismo porque todo fue de los de Núñez en el primer tiempo. Y Pisculiche, con una buena maniobra, abrochó el resultado en el segundo. Apareció “otro” River y El Monumental estuvo de fiesta.