Es jueves. Falta una hora para el mediodía. En pleno centro de Concepción, Rita Romero va en su bicicleta. Velocidad: paseo, disfrutando una mañana de sol y respetando todos los semáforos. Al llegar a la farmacia, en San Martín al 1.200, se baja del rodado violeta con canasto, apoya el pedal en el cordón y va en busca de sus remedios.
Viste falda bordó, saco de lana naranja cerrado hasta el último botón, alpargatas negras y gruesas medias de nylon. Rita no reconoce otra forma de moverse por la ciudad que la vio nacer, hace 57 años. Todos los días sale en su bici a hacer los mandados. Recorre unas 30 cuadras, ida y vuelta, para llegar desde su casa hasta el súper y el centro.
Le gusta la bici porque es económica y le hace bien a la salud, dice Rita. Sin embargo, cada vez que pone las ruedas a andar sobre el asfalto ella teme por su integridad. “Las cosas han cambiado mucho y Concepción ya no es tan amiga de las bicicletas como lo era en otras épocas. Ahora, los autos y motos te pasan rozando, te apuran con bocinazos. Y encima las calles están llenas de baches. Para esquivarlos, te arriesgás un montón”, describe la mujer, mientras arregla la cadena de la bicicleta. “Siempre se sale”, acota antes de marcharse.
La bicicleta de Ramón Segovia, de 82 años, estacionada en la esquina de San Martín y Ernesto Padilla, llama la atención de quienes caminan por la zona. En el manubrio, tiene una caja gris que dice “GPS”. En realidad, en ese cofre está la batería con la que funciona una luz y una bocina. “Hay que andar protegido y llamar la atención porque si no te llevan puesto”, dice este abuelo de mocasines, camisa celeste y pañuelo de seda al cuello.
Rita, Ramón y otros tantos ciclistas no quieren que Concepción se baje de la bicicleta. En esta ciudad de distancias cortas, durante años las bicis han sido grandes protagonistas. Sin embargo, ya casi no se ven jóvenes en estos rodados y en las calles van ganando lugar los autos y las motos, principalmente. Los ciclistas sufren el atropello de estos vehículos, tanto en el centro como en las rutas que los unen con pueblos cercanos. Miran con recelo la gran bicisenda que pronto se estrenará en el ingreso a Famaillá. Y se preguntan: ¿no sería bueno revalorizar este medio de transporte en la Perla del Sur, teniendo en cuenta que es algo saludable y que aún se usa con frecuencia?
El Ejecutivo municipal tiene un proyecto para hacer una bicisenda en la calle principal, la San Martín. Pero por el momento, es sólo una idea que no tiene fechas ni planos. Mientras tanto, en la sala de emergencia del hospital Regional Miguel Belascuain se atienden cada vez más ciclistas heridos en accidentes de tránsito, detalla el subdirector Rodolfo Cecanti.
“Lo que se nota en las calles es que la convivencia entre bicis y otros vehículos es conflictiva e inevitablemente lleva a accidentes. Muchas veces los autos sí respetan a los ciclistas y son estos los que no acatan las normas de tránsito”, explica el médico.
Lo ideal sería que haya espacios de circulación exclusiva para cada uno. En cualquier choque, el paragolpe de los ciclistas es su cuerpo. Esto, en las rutas, suele ser mortal, comenta Cecanti.
Y no sólo en la ruta 38 se arriesgan quienes van a pedal, en dos ruedas. La ruta 65, que une Concepción con Alpachiri, tiene varias historias trágicas en su haber. La última ocurrió el viernes pasado, cuando un ciclista fue atropellado por un vehículo que se dio a la fuga. “Este es un lugar muy transitado por quienes hacemos deportes en bici y por vecinos de pueblos que a diario traen a sus hijos a las escuelas de Concepción. Es un verdadero peligro. Ya pedimos a las autoridades que nos hagan una bicisenda, pero nunca nos dieron una respuesta”, expresa Sergio Centeno, que a diario entrena en esta carretera. Después de sufrir un percance, hizo colocar un cartel en el cual le suplica a los conductores: “amigo automovilista, voy en bicicleta, no me lleves contigo”.
Los ciclistas creen que deberían tener una demarcación exclusiva para bicis los lugares que conducen a los barrios más populosos: la ruta 329, que lleva al barrio Municipal; la avenida Nasif Estéfano, que conduce a Villa Alvear, y la ruta 38, en la nueva travesía urbana que se está construyendo el ingreso a Concepción.
Hasta ahora el único lugar que cuenta con una demarcación exclusiva para motos y bicis es en el viejo puente carretero que une la Perla del Sur con Arcadia. Por allí, circulan a diario muchos estudiantes.
“Creo que las ciudades donde uno puede caminar o andar en bici en vez de manejar autos son lugares más agradables para vivir”, dice Antonia Herrera. Aunque no quería bajarse de su bici, ella no tuvo más opción. Hace un año, cuando se dirigía a su trabajo en pleno centro de Concepción, fue chocada desde atrás por dos motociclistas. “Literalmente, volé de la bici. El golpe que me di todavía me duele. Creo que tuve un Dios aparte y por eso puedo contar hoy la historia”, relata la mujer, de 59 años. El rodado quedó en un rincón de su casa. Tiene las gomas desinfladas y el cuadro se está comenzando a herrumbrar. Antonia mira la bici con nostalgia: “antes iba a todos lados con ella; éramos inseparables. Pero ahora tengo miedo, mucho miedo”.
MIEDO Y BIENESTAR
- Nostalgia.- “Concepción siempre ha sido un pueblo amigo de la bicicleta. Recuerdo que en los años 60 pagábamos la patente de la bici. Veo con tristeza que cada vez menos gente la usa como medio de transporte. Tienen miedo por los accidentes y los robos. Por suerte, aún se la sigue usando mucho para hacer deporte”, resaltó Luis Fabián Ruiz, un bicicletero conocido en la Perla del Sur como “Luchino”. “La Municipalidad debería revalorizar al ciclista. La bicisenda sería ideal, pero lo veo como algo muy lejano”, opina.
- Saludable.- “No me gustaría que la moto le gane a la bici en Concepción. Un pueblo que se mueve tiene más salud. Las distancias son cortas; la bici siempre es mejor, combate el sedentarismo”, dice Marcos Luján, profesor de Educación Física.