BUENOS AIRES.- El papelón que hizo la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con la suspensión y posterior confirmación de los partidos de la cuarta fecha del torneo de Primera dejó al descubierto la anarquía y la lucha de poder que reinan en la entidad tras la muerte de Julio Grondona, su histórico jefe.
Se juega, no se juega, se suspende aquel partido, el otro no. Reclamos de un club, protestas de otro. Los escenarios que se sucedieron en cuestión de pocas horas el martes hundieron en la incertidumbre a dirigentes, jugadores, hinchas y la opinión pública.
El inicio del partido entre Olimpo e Independiente en Bahía Blanca estuvo el martes en duda hasta pocos minutos antes de jugarse, mientras dirigentes del "Rojo" reclamaban su suspensión si el resto de los partidos no se disputaba.
Los problemas comenzaron el lunes, cuando la AFA resolvió la reprogramación de los partidos fijados para el jueves a causa de la huelga general convocada por las centrales obreras opositoras y al que adherirá el gremio que nuclea a trabajadores de clubes, Utedyc.
Pero esa misma noche, por pedido del cuestionado entrenador Carlos Bianchi, Boca solicitó a través Daniel Angelici, presidente "xeneize", que también se postergue su partido de este miércoles, ya que entonces no llegaría con el mismo descanso que su rival del próximo domingo, el líder Vélez, cuyo partido del jueves había sido pospuesto.
La AFA accedió y en un comunicado oficial confirmó la postergación de los partidos entre Estudiantes-Boca y también de River-Defensa y Justicia de este miércoles.
La medida inconsulta generó duras críticas de los directivos de River y San Lorenzo. Y según algunos medios, dirigentes de varios clubes se reunieron instantes después con altos funcionarios del gobierno argentino con el objetivo de que se revirtiera la suspensión de los partidos del jueves.
Ya entrada la noche en Buenos Aires, Luis Segura, presidente interino de la AFA, confirmó que se jugará la fecha completa, incluidos los partidos del día de la huelga.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró hoy que no hubo una intervención gubernamental para que se juegue la cuarta fecha del certamen argentino pese a la huelga. "Lo que el Estado ha garantizado es todo el apoyo logístico", la "seguridad" y la "transmisión de los partidos" a través del programa gubernamental "Fútbol para todos", minimizó Capitanich.
Hugo Moyano, presidente de Independiente y a la vez jefe de la central obrera CGT opositora que convocó a la huelga, consideró en cambio que "es vergonzoso" que se jueguen los partidos durante el paro y denunció que es por causa de "la presión que ejerce el gobierno".
Más allá de la disputa entre el gobierno y los sindicatos opositores, otra pelea sacude con fuerza a la AFA. Fallecido Grondona después de comandar durante 35 años el fútbol argentino, la entidad quedó sumida en una interna de poder de cara a las elecciones de 2015, en la que los clubes grandes buscan extender su influencia mientras "grondonistas" y equipos del ascenso no quieren ceder espacios.
El vacío de poder y la anarquía sacuden a la AFA, una entidad que maneja multimillonarios fondos que recibe del Estado por la televisación del fútbol. Con el papelón del martes, Segura, el sucesor de Grondona, perdió en cuestión de horas parte de su autoridad y de su capital político.
"La confusión se agrava sin una figura de relieve que emerja entre la multitud de dirigentes ventajeros tratando de aprovechar el más mínimo descuido para llevar agua para su molino", advirtió hoy el diario deportivo "Olé".
El periódico "Clarín" señaló por su parte que "no existe tal plan de una conducción colegiada en estos dirigentes que dejaron en evidencia el desmanejo del fútbol argentino".
El descalabro que mostró la AFA esta semana es una advertencia de cara a la organización del nuevo torneo para 2015, que por idea de Grondona se jugará con 30 equipos, los 20 de primera división y diez de segunda, aunque aún resta definir cuestiones importantes, desde la duración del primer certamen hasta si tendrá descensos.