A esta altura de septiembre, gran parte de la temporada tenística hay que contarla en pasado. Sin embargo queda tenis por andar en este 2014. Y ese camino puede hacerse a paso firme. Esa parece ser la decisión de Juan Mónaco. Anduvo cada semana del primer semestre del año casi perdido entre lesiones, derrotas y un ánimo que no era el mejor. Las cosas no salían y los números eran un fiel reflejo de su momento: desde enero hasta el 20 de julio apenas había ganado ocho partidos (solo uno a un top 60). Entonces se cayó del top 100 por primera vez en más de ocho años. Pese a todo, “Pico” decía estar convencido de querer seguir.
Más que discutir sus palabras había que esperar los hechos. Y estos han sido muy contundentes. La reacción esperada está puesta sobre la mesa. Desde aquel 20 de julio, Juan disputó cuatro torneos y llegó a la final de Gstaad, y a las “semis” en Kitzbuhel y Shenzhen. En el medio jugó muy bien en la derrota contra Tsonga en el US Open. Las cuentas son claras: en los últimos dos meses ganó 10 partidos, siete de ellos a jugadores entre los 60 mejores. Si el ritmo se mantiene el ranking se acomodará con el correr del tiempo.
Este es el gran saldo de su semana en China. Claro que destacan los triunfos sobre Federico Delbonis, Vasek Pospisil y, fundamentalmente, Richard Gasquet. Incluso merece crédito la actuación contra Andy Murray, más allá de la derrota 2-6, 6-3 y 6-0 que le impidió jugar la final. La conclusión es que Juan pudo cambiar una inercia que lo hundía cada vez más. El trabajo está dando frutos, ahora los resultados acompañan. Y entonces vale mirar el futuro con otros ojos.