Salir a correr es una actividad agradable y sencilla cuando sobra motivación y estado físico. Pero hay veces en que todo se hace cuesta arriba, ya sea porque recién empezás en el mundo del running, porque el clima no es el mejor, porque te toca madrugar o porque las responsabilidades y los problemas te desbordan. La pereza se apodera de tu mente, las piernas pesan 10 veces más de lo habitual y te quedás en casa a pesar de que en el fondo no quieras. Por eso, te acercamos algunos consejos para que la “fiaca” no se apodere de vos, te saqués los peros de encima y salgás a mover las piernas.
Recordá por qué comenzaste a correr
Si estás tirado en el sillón o en la cama, buscando excusas para quedarte ahí, tomate unos minutos para recordar los motivos por los que un día decidiste calzarte las zapatillas y los beneficios que conseguís con ello.
Buscá un compañero
Encontrar quién trote a tu lado puede ser tu mejor aliado, siempre que sepás que esa persona es más responsable y puntual que vos. Eso te motivará a correr y a no faltar a tu entrenamiento. Lo malo de esta estrategia es que te podés volver dependiente. Si tu compañero falla, probablemente también te veas tentado a abandonar.
Que correr sea una necesidad
Si todavía no tenés creado el hábito de correr, una buena opción es crear frases de autoayuda que te animen a levantarte y a mover las piernas. “Si voy, hoy me sentiré mucho mejor después”; “si me quedo en casa habré desaprovechado el día”; “corriendo mejorará mi salud y mi estado físico”, etcétera. También podés mirar algunos de los cientos de videos motivacionales que hay en YouTube. Siempre vienen bien.
Trazate un nuevo objetivo
Cuando creaste el hábito de correr, a veces podés sentir que estás en un pozo con tu entrenamiento y eso fomenta tu pereza. Es el momento perfecto para marcarte un objetivo ambicioso y duro, pero factible. Eso renovará tus ganas y te ayudará marcar “sub-objetivos” a mediano plazo que te servirán para llevar un mejor control de lo que necesitás para llegar al objetivo final.
Divertite
¿Quién dijo que salir a correr tiene que ser aburrido? Propuestas para vencer esa inercia: No hagás siempre el mismo recorrido porque podés caer en la monotonía. Animate a encontrar nuevos caminos. Mezclate entre el verde de parques o de los cerros; escuchá música que te levante el ánimo; o, si tenés pileta, corré unos pocos kilómetros a ritmos alegres y terminá la rutina del día con un buen chapuzón.