Si la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Instrucción avala la investigación de la causa “DAU”, Miguel Ángel Brito se convertirá en el primer funcionario alperovichista en sentarse en el banquillo de los acusados, en un juicio por supuestos hechos de corrupción durante la gestión de José Alperovich. El imputado goza de la presunción de inocencia, pero el Tribunal de Cuentas y el fiscal Arnoldo Suasnábar dan por hecho que hubo anomalías en la “ejecución” de unas 90 obras. El perjuicio millonario al erario parece estar fuera de discusión.
El ex jefe de la DAU apuesta por el sobreseimiento. Pero, de continuar procesado, le pedirá a su abogado Arnaldo Ahumada que intente llegar cuanto antes al juicio.
Brito, declarando frente al estrado, significaría un arma de doble filo para el Gobierno. Por un lado, porque el ingeniero se convertiría en un símbolo de lo opuesto a lo que pregona Alperovich: “en estos 10 años no hubo corrupción”. Por otro lado porque si llega el momento de dar explicaciones ante un tribunal, Brito -según le dijo a su entorno- tendrá la chance de contar que cada una de las obras de su gestión estuvo destinada a posicionar electoralmente a los alperovichistas de la capital en 2011. Este año, el ex jefe de la DAU no será candidato. Su interés pasará por limpiar su mala imagen, algo que le impidió asumir como legislador en 2012 por la lista de Armando Cortalezzi y Guillermo Gassenbauer. Y Brito está dispuesto a hacer lo que sea para conseguir su objetivo.