Organizar un partido oficial no es tarea fácil. Una injusta comparación ayudará a tomar dimensión: juntar 10 personas a la misma hora para el clásico fútbol 5 es a veces una misión imposible, imagínense a nivel profesional.
Por eso, la reprogramación del duelo entre Atlético y Villa Dálmine de un día para el otro por el castigo de la lluvia dio trabajo y había que hacerlo rápido. Además de las curiosidades que atrajo el encuentro.
El primer ítem a solucionar era el regreso de la delegación de Villa Dálmine. El equipo “violeta” tenía vuelo para ayer a las 17, justo el momento en que empezó el “segundo” partido.
A través de Diego Lis, vicepresidente de Dálmine y jefe de la delegación en nuestra provincia, la AFA reprogramó los vuelos con un cambio: la reserva se modificó de aerolínea y horario: en vez de Aerolíneas Argentinas a las 17, se terminaron yendo por LAN a las 20. Eso sí: del vestuario, fueron directo al “Benjamín Matienzo”.
Otro aspecto a tener en cuenta era la indumentaria. Atlético jugó con el mismo equipo de ropa ambos días pero para eso, Daniel Mancinelli y Néstor Usandivares, los utileros mandaron a lavar la ropa no bien terminaron los primeros 54 minutos y a media mañana de ayer, ya estaba lista.
Al ser locales, los “decanos” solo debieron extender la concentración un día más pero eso sí: los jugadores perdieron un potencial día de descanso, mientras que ahora regresarán al trabajo, mañana mismo.
El que experimentó la curiosidad más importante fue Emanuel Molina, logrando lo que no logró ni Lionel Messi y ningún crack del fútbol mundial: marcar dos goles oficiales en dos días seguidos.
“Es importante para mí y para tomar confianza. Sentí el cansancio del viernes al final, pero darle una alegría a la gente nos hizo a todos hacer un esfuerzo más”, declaró el goleador de Atlético en lo que va del torneo.