Intentar encontrar las causas que dejaron a una buena parte de Tucumán bajo el agua implica sumergirse en varios aspectos; y el factor climático es una variable que no se puede obviar.
En las computadoras de la Sección de Agrometeorología de la Estación Experimental Obispo Colombres hay una maraña de números que Jorge Forciniti analiza una y otra vez. Lo primero que salta a la vista es que la agresividad que tuvo el temporal fue muy dispar en toda la provincia.
Los números no aportan, a primera vista, que haya habido una lluvia extraordinaria. Hasta ahora, la zona norte de la provincia fue la única que superó su promedio de precipitaciones, con lluvias máximas en 24 horas que llegaron hasta 200 mm (el caso de Benjamín Aráoz).
Entonces, ¿cómo se explica lo que pasó en el sur? “En muchos sectores de la provincia no fue una cuestión de cantidad de agua caída en un tiempo determinado, sino de acumulaciones. Varias localidades del sur registraron en diciembre, enero y febrero precipitaciones con valores superiores a los normales. La capacidad de infiltración de los suelos ha sido superada debido por esto, permitiendo que el agua se estanque, o en el caso de existir pendiente (por mínima que sea) se escurra hacia partes más bajas”, indicó el observador meteorológico, responsable de la red de 27 estaciones meteorológicas automáticas que existen en todo el territorio provincial.