“Hay cosas que ya no tengo que explicar”, dice Soledad Pastorutti. Se refiere a su música, a las libertades que se ha tomado con ella en los últimos años, a los distintos ritmos que ha explorado y a los que -advierte- todavía tiene ganas de explorar. “La gente sabe quien soy, tiene claro que el folclore nunca dejará de estar en mi repertorio. Antes, cuando sacaba un disco un poco alejado de ese género, muchos se preocupaban y decían ‘ay, ya no hará más folclore’. Pero eso nunca va a pasar porque amo esa música y siempre pienso las cosas desde ahí”.
“Vivir es hoy”, el disco que esta noche presentará en Tucumán, es una muestra de eso: se encuentra de Soledad lo que se espera de ella, pero también perlitas como el aporte de la guitarra de Carlos Santana en la canción que da nombre al disco, composiciones especialmente escritas por el peruano Gianmarco y la impronta latina de Carlos Vives, Zeze di Camargo y Natalia Pastorutti. ¿Es un álbum sin etiquetas? “No es un disco conceptual, no hay una premisa para decir de qué se trata. Es un disco de Soledad”, define, a secas.
- ¿Es de esperar que en adelante todos tus álbumes sean una mezcla de géneros?
- No. Soy una persona desestructurada que ama la música folclórica por sobre todas las cosas. Pero siento que la comodidad que representa tomar canciones del folclore para rehacerlas es una falta de compromiso con el público y yo estoy en búsqueda de una identidad propia, de ver si puedo aportar algo en lo musical. Más allá de lo que dicen de mí, del carisma y la energía, quiero que se empiece a hablar de Soledad desde otro lugar. Entonces no sé qué vendrá, puede que en un futuro haga un disco puramente folclórico o puramente de otros géneros que me encantan, como el tango o el bolero.
- ¿Cómo reacciona la gente ante esa búsqueda de identidad?
- El público ya está acostumbrado a los cambios rítmicos de los artistas, a la fusión. No quiere decir que porque esté acostumbrado todo lo que hagamos será aceptado y estará bien. De todas formas siento que la gente me da esa licencia, tiene claro que si voy a Jesús María no voy a cantar un rap; quiero decir que soy una artista que respeta los lugares. Eso es algo que uno no debe dejar de hacer: respetar la idiosincrasia. Hoy tengo la posibilidad de sacar un disco en el que hay chamamé, chacarera, zamba y vals, pero con la incursión de músicos de otros lugares. Agradezco esta libertad, pero no porque la tenga me voy a olvidar de cómo empecé y de quién soy. Hoy los artistas la tenemos más fácil (para innovar): si yo hubiese hecho esto -que de hecho lo intenté- en el 99... Mmm, hubiese sido complicadísimo.
- Sos una de las referentes de un recambio en el folclore, ¿cómo ves ese hito en perspectiva?
- Me cuesta mucho hablar de mí en esos términos. Como soy muy del “vivir es hoy”, lo pasado pisado, pero a través del reconocimiento de los colegas me doy cuenta de que fue un momento bisagra. En su momento hubo mucha controversia, gente a favor y en contra, pero con los años todos reconocen que hubo un cambio muy grande. De todos modos siento que el comienzo de mi carrera fue fuerte, pero que me puso la vara muy alta y me generó durante muchos años una responsabilidad muy grande. Tuve que entender que esto se trataba de otra cosa, no solamente de la venta de discos o de entradas, que es algo que va y viene. Cuando descubrí que esta era mi profesión y que la había elegido más allá del resultado, empecé a divertirme.
- ¿Llegaste a tener momentos de frustración?
- Los artistas siempre pasamos por esos momentos, aunque es parte del ser humano nunca estar conforme con lo que es, tiene o hace. A mí me han pasado puras cosas positivas: voy a cumplir 20 años de trayectoria y me siento querida y reconocida. Eso también es un trabajo de años, casi impensado de lograr por cómo empezó mi carrera. Porque si bien era muy alta mi convocatoria, es cierto que artísticamente mi propuesta era otra. Era puro carisma, no estaba preparada; era una nena que cantaba en las peñas de su pueblo y que de repente subió a Cosquín.
- Decís que sos capaz de mimetizarte con los lugares, ¿qué te inspira Tucumán?
- Es un escenario muy cómodo porque sé que el tucumano ama el folclore, lo siente, lo vive. Eso me genera una gran responsabilidad porque conocen más que yo incluso (risas). Voy a Tucumán y realmente lo disfruto, no puedo creer la cantidad de gente que hay en cada festival o teatro; eso me emociona y me mueve a seguir indagando para entender qué los moviliza, cómo llegarles al corazón.
ACTÚA HOY
• A las 22, en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 471). Entradas desde $ 200.