“Me gustaría contarles una experiencia de construcción social que viene desde hace tiempo en La Matanza, partido gobernado desde el ‘83 por la misma gente, algo similar a lo que sucede en el NOA, y del que fui un activo partícipe ya que soy uno de los fundadores del Movimiento de Trabajadores Desocupados (1995), cuando la crisis y la falta de trabajo nos hizo salir a la calle y nos transformamos en piqueteros”, dijo el dirigente social Héctor “Toty” Flores.

En ese momento, “la gran cantidad de desocupados pasó a ser un conjunto de personas que ya no pensaban en el trabajo como una herramienta para mejorar la calidad de vida, sino como personas que pensaban en una política de Estado que se implantaba, como el subsidio para sobrevivir. Esto cambió totalmente al país del progreso, libertad y educación, como generadora de oportunidades. Con esta crisis, y como la institucionalidad no nos daba salida, nació el movimiento piquetero”.

Indico que la diferencia del movimiento con el resto de aquellos que tenían los mismos problemas de falta de trabajo, era que “nosotros rechazamos el Plan Trabajar porque iba en contra de la cultura del trabajo y decidimos seguir un camino distinto al que transitaron otros movimientos sociales”.

“Si aceptábamos los planes del Estado estábamos perdiendo nuestra dignidad, y al rechazar nos pusimos a trabajar para armar una cooperativa en la zona de La Juanita y andamos un camino distinto. El año 2001 fue caótico; pasamos hambre e injusticias, que no vale la pena nombrar, y en 2004 nos mostramos como un grupo de personas que no habíamos perdido la ilusión y el sueño de tener un país y una calidad de vida mejor para nuestros hijos”, sostuvo.

Prosiguió: “nuestra cooperativa de servicios asistenciales educacionales y comunitarios fue una realidad y mantuvimos en alto nuestra necesidad de tener una cultura del trabajo y un sistema de educación que nos permita mantener una calidad adecuada de vida. Nos integramos con otras personas que tenían nuestras mismas necesidades y con otras a quienes les había ido bien en esos años, y logramos trabajar en diseños y confección de delantales y remeras para exportarlos a Japón e Italia”.

“La dignidad se prueba cuando estamos en la lona y hacemos lo dignamente posible para salir adelante, y también se muestra cuando se tiene todo el poder y no se es capaz de someter a otro bajo sus designios, y es lo que realmente nos pasa ahora en Argentina, en donde se nuestra como ser humano o como animal. Nuestra cooperativa hoy es un éxito, y sucedió porque no nos permitimos someternos al clientelismo político y, por eso, tuvimos la libertad para crecer en las condiciones más tremendas. La integración fue clave para el éxito de potenciar todo y lograr sobrevivir al clientelismo que existe desde hace muchos años. Nunca perdimos nuestros sueños y nunca nos dominaron en nuestra libertad de pensar, lo que nos permitió salir de la pobreza en la cual estábamos inmersos”, finalizó.