Si hay algo que hace lindo al fútbol es que de antemano nadie gana un partido. Cuando dos equipos ingresan a un campo la previa importa poco, por más que uno llegue precedido de buenos resultados y con la cima al alcance de su mano, mientras que el otro arribe al duelo en cuestión sumergido en un pequeño infierno y con el fantasma del descenso casi prendido a sus tobillos.
Y ayer en La Ciudadela esto volvió a quedar reflejado. San Martín buscaba extender su racha positiva ante un rival que venía de tres derrotas en fila. Pero el “Santo” no pudo sacarse la piedra del zapato y se quedó lamentando los dos puntos perdidos.
En Bolívar y Pellegrini los hinchas dejaron el estadio con un sabor amarguísimo tras un empate que no dejó casi nada para anotar en la columna del haber. Es que el equipo que dirige Sebastián Pena jugó un partido pobrísimo y para colmo de males terminó cayendo en errores infantiles que le negaron sumar una nueva victoria.
Una vez más, a San Martín le costó horrores crear situaciones de gol y encima tuvo enfrente a un equipo que, conociendo el Talón de Aquiles de su rival, se abroqueló de mitad de cancha hacia atrás, armando una especie de telaraña que enredó cualquier intento del local por acercarse al arquero santiagueño.
Desde el inicio, el “Santo” fue un torbellino carente de ideas. Un equipo que no sólo no llegaba con claridad, sino que en su desesperación pecaba feo y se desordenaba atrás permitiendo que el rival apelara a esas contras que trabajó minuciosamente durante la semana.
Pero igualmente, en medio de un juego que lejos estaba de ser el indicado para intentar sacar ventaja, el local pegó primero por el peso de sus individualidades. Sergio Viturro aportó una pincelada y dejó sólo a Víctor Rodríguez con un centro que fue más una asistencia. “Vitín” ingresó por el medio del área y definió “peinando” la bola ante la desesperada salida de Germán Montenegro. Gol, 1-0 y algo de tranquilidad. Por lo menos eso es lo que esperaban todos los hinchas de San Martín.
Pero la alegría duro poco, por un error que rozó el horror. El “Santo” no terminó una jugada en ataque y Güemes sacó un estiletazo al corazón del dueño de casa. Contra letal que manejó Nicolás Gómez y encontró a una defensa mal parada. Maximiliano Díaz recibió la pelota ingresando por izquierda y definió cruzado para poner el 1-1 cuando el descanso estaba a la vuelta de la esquina.
Tras el receso, San Martín intentó con más ganas que otra cosa llegar a un arco que parecía estar a kilómetros de distancia. Pero “Vitín” recuperó una pelota casi perdida y su centro encontró la pierna de Franco Quiroga, que le simplificó el trabajo a los delanteros rivales y marcó el 2-1. Gol en contra. Pero a partir de ahí, los yerros cayeron uno tras otro y les dejaron el camino libre al huésped para llevarse lo que había venido a buscar. A los 20’, Viturro vio la roja por una fuerte entrada sobre José Femenía. Unos minutos más tarde, Ramón Lentini tuvo el 3-1, pero falló inexplicablemente. Y trascartón, Hernán de Camilo le dejó tiempo y espacio a Matías Jara que sacó una bomba tremenda y empató el duelo.
El golpe fue terrible. El último del grupo sacó pecho ante un estadio colmado y desnudó falencias que no pueden volver a ocurrir. El tiempo pasa y es lo único que no puede recuperarse.