CARACAS, Venezuela.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, rechazó la suspensión de su par en Brasil, Dilma Rousseff, y consideró que el juicio político al que será sometida abre las puertas para una etapa de inestabilidad en todo el continente y, especialmente, para su gobierno.
Aunque las relaciones entre los vecinos han venido enfriándose durante el mandato de Maduro, en comparación con los tiempos de su antecesor Hugo Chávez, la salida de Rousseff es una decepción política para el socialismo gobernante en Venezuela, que ya perdió un aliado clave en Argentina.
Maduro reiteró que su par brasileña es víctima de un golpe de Estado perpetrado por sus adversarios con el apoyo de su enemigo ideológico, Estados Unidos."El golpe de estado en Brasil es una señal grave y muy peligrosa para el futuro de la estabilidad y la paz de todo el continente", dijo Maduro en un discurso televisado. "Sé que ahora vienen por Venezuela", agregó.
Maduro, cuya popularidad ha caído golpeada por una profunda crisis económica, la escasez de bienes básicos y los altos precios, insiste en que sus críticos quieren derrocarlo, en momentos en que la oposición presiona para activar un referéndum revocatorio que lo remueva del cargo este año.
"Poderosas fuerzas oligárquicas, mediáticas e imperiales han decidido acabar con las fuerzas progresistas, liderazgos populares de izquierda y revolucionarios del continente", dijo. "Algunos creían que la arremetida era sólo contra Venezuela. No, vienen por todos", sentenció.
Maduro había convocado a sus seguidores a congregarse en el centro de la capital Caracas la tarde del jueves en apoyo a Rousseff y tenía previsto dar un discurso. No obstante, habló desde el palacio de Gobierno.
Varios gobiernos latinoamericanos también expresaron su preocupación por las eventuales consecuencias de la decisión del Senado de Brasil de someter a la mandataria a un juicio político y apartarla provisionalmente de la presidencia.
La suspensión de Rousseff por hasta 180 días por supuestas violaciones presupuestarias fue cuestionada como injustificada por el bloque sudamericano Unasur y los gobiernos izquierdistas de la región hicieron eco al argumento de la brasileña de que es objeto de un golpe de Estado. (Reuters)