BUENOS AIRES.- El director del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) de la Compañía de Jesús y director de la Escuela de Liderazgo Político, el sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga, afirmó que se “necesita de buenos liderazgos políticos en el Estado para que transformen la realidad argentina” y sostuvo que “es inexplicable que un tercio de la población esté en la pobreza”. Zarazaga -doctor en ciencias políticas por la Universidad de Berkeley (California), licenciado en filosofía y teología, autor de numerosos trabajos de investigación sobre clientelismo, punteros y política electoral- dialogó con la agencia Télam.
- ¿Con qué objetivo se creó la escuela de liderazgo político?
- La discusión de fondo es que el país tendría que estar mucho mejor. Resulta inexplicable que un tercio de la población esté en la pobreza, que haya insuficiencia alimentaria, que el 50% de la masa laboral sea de trabajo informal y no se acceda a un trabajo de calidad. Esta situación nos interpela. Hay un diagnóstico que indica que estamos así por un problema de liderazgo de la sociedad argentina y las posibilidades de revertir esta situación vienen de la política. Las ONGs hacen mucho bien pero están parando siempre el viento con la mano, disparando a un elefante con perdigones. Es el Estado el que tiene el poder de transformar la realidad. Necesitamos buenos liderazgos en el Estado para que transformen la realidad argentina.
- ¿Por qué los jesuitas se interesan en formar dirigentes políticos?
- El Evangelio habla sobre el bienestar del ser humano. Si los que tenemos compromiso con los valores cívicos no nos comprometemos con la política, esa indiferencia, es lo que deja el 30% de pobres. La responsabilidad es de toda la sociedad. También necesitamos buenos líderes sindicales, empresarios y de la sociedad civil, pero la política condiciona y lleva la voz cantante sobre los otros actores.
- ¿Cuáles son los desafíos que tendría que enfrentar hoy un líder político en Argentina?
- Ser capaz de desprenderse de una serie de círculos viciosos como, por ejemplo, los que tienen que ver con la financiación de la política. Hace falta liderazgos que sean capaces de ir cortando con coraje para romper ciertas inercias que han resultado negativas para el país. Hay que pensar en el mediano y largo plazo. No nos podemos resignar a una sociedad con 30% de pobreza y que tenga planes eternamente. Hay que hacerse una pregunta fundamental hoy que es cómo Argentina va a generar empleos de calidad, qué productos o servicios le podemos vender al mundo que permitan crear empleos de calidad, cómo el Estado va fomentar sectores productivos competitivos. No me parece que hoy estemos abordando esas preguntas, que debería responder un liderazgo político.
- ¿Cómo podría definirse hoy el liderazgo político?
- Un verdadero líder tiene que tener contenido, no puede quedarse en un slogan vacío. Hay que recuperar el contenido del liderazgo político. Hay que estar dispuestos a embarrarse. La función pública supone una dimensión ingrata. Uno se puede ‘comer’ operaciones, acusaciones, hasta causas judiciales sin que uno sea directamente responsable. Un líder político tiene que estar dispuesto a embarrarse. Le tiene que entrar el país en la cabeza y ese tercio de pobreza.
- ¿Cómo observa el papel del papa Francisco en la vida política?
- El compromiso del Papa con los más pobres es desde siempre. Permanentemente y de manera genuina tiene preocupación por los desempleados y los que menos tienen. Ahora, hay tantos interlocutores que se proclaman su voz oficial que generan un pantano. Es imposible decir cuál es la postura oficial política del Papa. Es osado e irresponsable pretender explicar eso.