Una tucumana que vive a apenas 60 kilómetros de la ciudad de Amatrice, la localidad de la región de Lacio más afectada por el terremoto que ya dejó más de un centenar de muertos, contó cómo se vivió el sismo. "Le estaba dando de comer a mi beba a la noche y de repente se empezó a sentir un movimiento leve, después un ruido fuerte como de tierra abriéndose y el terremoto fue fortísimo. De fondo se escuchaban gritos y alarmas de autos. Ha sido bastante shockeante ", contó Magdalena Jerez en diálogo con LA GACETA.
La joven, de 30 años, está casada con el rugbier Ezequiel Cortés, con quien tuvo una beba hace pocos meses. Todos viven en L’Aquila, en la región de Abruzos, una ciudad que aún no se recupera de la pesadilla vivida en 2009 cuando un terremoto con epicentro allí dejó más de 300 muertos y media ciudad devastada.
"Decidimos irnos al auto y quedarnos ahí hasta que pasen los medios. Después fuimos a un espacio acondicionado para emergencias y nos quedamos esperando que pase la locura. Aquí uno de los picos de una montaña se desprendió, se derrumbaron unos túneles y se cayeron edificios que estaban en mal estado por el sismo de 2009", agregó.
"Magu", como la conocen sus amigos, detalló que desde anoche hay réplicas del terremoto y que alrededor de las 15.30 (hora argentina) hubo un fuerte sismo en su ciudad, propensa a temblores. "Hay una alerta de 48 horas porque las réplicas van bajando desde el centro hacia el sur. Están todos muy asustados. Estamos en alerta y tenemos que estas preparados y salir", detalló la tucumana.
"La gente hace vida normal y pero están alerta. Hay una alerta amarilla, hay que salir apenas haya un movimiento largo y fuerte", señaló "Magu". Toda la familia vive en un complejo de edificios con tecnología antisísmica que se levantaron para los damnificados del terremoto que en 2009 dejó a L’Aquila en ruinas.