Los paisajes y retratos de Antonio Osorio Luque representan algunas de las grandes obras del arte tucumano, aunque su nombre no siempre esté en la lista de los más reconocidos. En el Centro Cultural Rougés de la Fundación Miguel Lillo (Laprida 51) se inaugurará hoy, a las 20.30, la muestra “Estampas de Tucumán”, con creaciones de autoría de este pintor autodidacta, nacido en la provincia y que vivió entre 1913 y 1979.
Fue un notable paisajista de la década del 50. Gran parte de su temática se concentró en pintar escenas de la vida de la zafra y del paisaje tucumano. Junto a Demetrio Iramain, fueron considerados los pintores del período impresionista del paisaje norteño. Su precocidad y facilidad para el dibujo causó admiración de sus maestros del Colegio Franciscano, en el que tempranamente manifestó seguridad y una manera directa y espontánea, que le confirieron originalidad.
“Luego se sumó al grupo de pintores y escultores locales que en la década del 30 concretaron en el terreno de las artes plásticas la revolución contra el academicismo predominante y la aproximación a su ámbito de existencia por dos caminos paralelos: la adopción de las nuevas orientaciones estéticas descubiertas por los creadores del arte contemporáneo y la elección de una temática que prestaba atención excluyente a la realidad circundante”, se indica en el catálogo.
Merece destacarse dentro de la prolífica producción de Osorio Luque su interés por la temática de la zafra, escribe Gloria Z. de Gentilini en el catálogo. La exposición, curada por Segundo Ramos, podrá ser visitada hasta el 28 de octubre.