Cuatro bolivianos que viajaban en un colectivo fueron detenidas por Gendarmería en un control rutinario que se realizaba a la altura de la localidad de Trancas. Los efectivos descubrieron que los pasajeros transportaban más de siete kilos de cocaína fraccionada en cápsulas ocultas en varios escondites, incluyendo su propio cuerpo. Si bien el operativo se realizó el viernes en la ruta 9, en el paraje Molle Yaco la información recién se dio a conocer ayer.
Por lo que pudo saber LA GACETA, los detenidos -todos hombres- traían las cápsulas con la droga en sus estómagos. A estas personas, en la jerga de las fuerzas, se las conoce como “camellos”.
Los narcotraficantes les suelen dar estas píldoras antes de los viajes con la idea de saltear los controles más básicos. Sin embargo, pueden ser vistas con una radiografía. Se trata de una práctica muy peligrosas: si las cápsulas se abren, la sustancia que llevan adentro puede matarlos de una sobredosis.
Los gendarmes descubrieron que los detenidos también traían parte de esta sustancia en dobles fondos que confeccionaron especialmente en sus equipajes, y en recipientes de shampoo.
Según el informe que se elevó a la Secretaría de Leyes Especiales del Juzgado Federal de Tucumán, se secuestró una cantidad de 306 cápsulas con cocaína. Desde la Justicia se avalaron las detenciones.
Otros secuestros
El hallazgo de los siete kilos de cocaína no fueron los únicos operativos en los que se logró desbaratar de forma exitosa el tráfico de droga.
El 2 de septiembre -también en Trancas-, se detectó que el pasajero de un colectivo de larga distancia llevaba consigo 238 semillas de marihuana.
Un día después, los efectivos del Escuadrón 55 de la provincia encontraron en un vehículo particular la misma sustancia en los bolsillos de uno de los tres pasajeros. No sólo quedó aprehendido por tráfico de estupefacientes, sino además por atentado y resistencia contra la autoridad. Según se indicó, el detenido se mostró agresivo y en todo momento quiso evitar que lo redujeran.