BUENOS AIRES.- El vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, advirtió ayer que “se generó una expectativa exagerada” tras la reunión con la CGT, en tanto desde el moyanismo consideraron una “provocación” que desde el gobierno digan que “no se acordó nada” sobre un bono de fin de año y reclamaron “una postura mas dura” de la central obrera. Según el secretario de Coordinación Interministerial, en el encuentro con los referentes cegetistas “lo único” a lo que se comprometieron los funcionarios fue a “evaluar y dar una respuesta en 10 días” a los reclamos de mejoras del poder adquisitivo. Si bien aceptó “la validez de algunos de esos planteos”, explicó que el Gobierno tiene “una restricción fiscal muy dura y una realidad social contundente, que es la que acaba de mostrar el Indec con el 32,2% de pobreza”.
El lunes, uno de los integrantes del triunvirato que conduce la CGT, el barrionuevista Carlos Acuña, admitió que en la reunión que mantuvieron con funcionarios del gobierno nacional la semana pasada, “no se habló específicamente de un monto para un bono de fin de año”.
Sin embargo, el secretario gremial de la CGT, Pablo Moyano, calificó de una “provocación” los dichos del ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, que, en la misma línea que Quintana, aseguró que el Gobierno “no acordó nada” con los sindicatos. “Están viendo dar un bono de 500, 600 u 800 pesos. Es una ridiculez, una vergüenza. Y sumado a la provocación que realiza el ministro de Hacienda, esto se tiene que terminar”, expresó Moyano, quien advirtió que “con este verdugueo, tiene que haber una reacción”. En sintonía, Facundo Moyano del gremio de Peajes, afirmó que la cúpula de la CGT “tendría que poner una postura más dura” en la negociación abierta con el Gobierno para que los empleados, jubilados y beneficiarios de planes sociales obtengan una mejora que compense el efecto de la inflación.
El legislador argumentó que “hay trabajadores que la están pasando mal” y dijo “no” referirse a los empleados “que están afectados” por el Impuesto a las Ganancias, aunque estimó que “no” cambiaría “nada” un eventual paro general declarado por la central obrera.
Desde el gobierno, Quintana aseveró que “no hay ninguna definición. Tendencialmente, nuestro compromiso tiene que ser con los que menos tienen. Con una manta corta, tenemos que priorizar la asignación de recursos hacia ellos. Pasaron tres días hábiles de la reunión y estamos en pleno análisis interno”. Incluso, remarcó: “en marzo tomamos dos medidas relevantes: subimos las asignaciones familiares y el mínimo de Ganancias. Cuando se mete eso en la ecuación, muchos trabajadores habrán terminando el 2016 empatando o ganándole al índice inflacionario”.
En tanto el jefe de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, cuestionó a la CGT al señalar que “pone la vara tan baja” que para el Gobierno “no significa absolutamente nada”, tras lo cual alertó que el Poder Ejecutivo está “haciendo una escenificación respecto si da o no da” respuestas positivas a los reclamos de la central obrera. “No se puede negociar un paro nacional por migajas”, insistió. (DyN)