Marcelo Lazarte lleva ya una íntima relación con la pintura desde hace 25 años. El jueves inaugurará una retrospectiva antológica, titulada “El río del tiempo”, a las 20.30, en el Museo Timoteo Navarro (9 de Julio 44).
La muestra, que recorre diversas etapas de su producción, tiene la curaduría de Silvia Agüero. “El río del tiempo” presenta 41 obras que recorren la formación de Lazarte en tres etapas destacadas: serie “Circo e imaginería lúdica”, de 1991 a 1997; “Ecológico Urbano”, de 1998-2001, y “El Muro Urbano”, de 2002, a la actualidad.
No es fácil ubicar el estilo de Lazarte, si bien predomina en lo que se entiende comúnmente como neofigurativo. Sus imágenes hacen referencia al mundo de lo real, pero esa imaginería está tamizada a través de una fértil imaginación de recio dibujo y paleta donde campean los ocres, surcados de tanto en tanto por una línea roja, o tenues violetas en algunos casos. Un mundo real en el que plantea ciudades ficticias. Su plástica es tan matérica que pareciera que emplea el acrílico con una calidad que lo acerca al manejo del óleo.
En sus relatos, pequeñas figuras deambulan por grandes espacios en actitudes en las que a menudo manejan piolines o se cuelgan de ellos, como si estuviesen pendientes de un hilo en sus frágiles existencias.
Herencia
“El artista, que pertenece a una generación heredera de las enseñanzas de grandes artistas como Timoteo Navarro, Aurelio Salas, Ezequiel Linares, Luis Lobo de la Vega, Ernesto Dumit, Carlos Alonso y Guillermo Roux, deja ver en su obra esa formación académica, el gusto por la literatura, el entusiasmo por el cine, la atención hacia la música, caminos que lo conducen a una rigurosa introspección para transformarlo luego, en uno de los principales artistas contemporáneos de Tucumán”, afirma la curadora. “Aunque adopte para cada obra la técnica más adecuada, construye las formas a través del dibujo. Boceta, mancha, dibuja y estructura planos”, añade Agüero.