El circuito Valle de Choromoro atraviesa paisajes tucumanos donde la conjunción del verde y los marrones de los cerros sirven de bellísimo entorno al descubrimiento de los rastros de las culturas precolombinas y monumentos coloniales, de yacimientos arqueológicos y legados históricos, y también, al disfrute de la paz de la vida de campo.
El circuito se desarrolla en una de las mejores zonas productivas del país y se caracteriza por ofrecer la oportunidad de sentir las vivencias de quienes desarrollan actividades agrícolas como cría de ganado y pollos, fabricación de dulces y quesos artesanales y cultivos de arándanos e higos, entre otras.
El titular del Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT), Sebastián Giobellina, señaló a Télam que "este circuito brinda la sensación de haberse quedado detenido en el tiempo, porque remite a los turistas a costumbres cotidianas de principios de siglo".
"La vida típica de los pueblos del interior se puede sentir con fuerza en esta zona, que es un marco ideal para el descanso en familia", remarcó.
La primera parte de este paseo, donde el clima es especial a raíz de los valles, cerros, ríos y parajes que lo conforman, arranca en Choromoro y se prolonga en Chusca, La Higuera, Gonzalo y Potrero, localidades donde se pueden disfrutar de días de descanso en estancias y conocer áreas poco exploradas que esconden tesoros históricos y arqueológicos sólo conocidos por los habitantes de la zona.
El circuito Valle de Choromoro continúa en la villa veraniega San Pedro de Colalao, donde las características del clima permiten tener días cálidos y noches frescas y las altas cumbres brindan hermosas vistas de los valles y cerros de la región.
La plaza central Leocadio Paz, enmarcada por casonas de fines del siglo XIX, de sobrias lineas del clasicismo italiano, y por una añosa arboleda de tipas y flores de estación; la iglesia de San Pedro, la biblioteca Juan Bautista Alberdi y el edificio comunal, son los atractivos salientes de esta villa, la preferida de los tucumanos para pasar el verano.
Piedra Pintada, un lugar sagrado, histórico y arqueológico, permite encontrar testimonios del pasado en más de 45 petnografías grabadas en piedras que fueron descubiertas a fines del siglo XIX a orillas del río Tipas Mayu; también Puente del Indio, una formación natural en la montaña Diente Rojo, es otra de las bellezas que ofrece el recorrido al alejarse a pocos kilómetros de la villa.
La reserva fitozoológica Carlos Pellegrini, de 400 hectáreas, es una parada obligada del recorrido porque ofrece más de 150 de especies exóticas de animales como tucanes, leones, tigres de bengala y flamencos, y autóctonas, como zorros, águilas, tapires y pumas, entre otros.
Los Álamos, un lugar de vegetación tupida, rica fauna y una belleza paisajística única, brinda las mejores vistas panorámicas de San Pedro de Colalao y sus alrededores, mientras que Laguna Escondida, un enorme espejo de agua que se desarrolla bordeando las márgenes del río Chulca, completa la lista de atractivos naturales que ofrece este recorrido.
Las artesanías ocupan un lugar especial en esta zona, donde los trabajos en cuero, curtiembres, peleros, peyones y tejidos tienen renombre nacional e internacional.
El director de Turismo de San Pedro de Colalao, Alejandro Massa, remarcó que "nuestra localidad vive del turismo" y dijo que por ese motivo "estamos realizando un plan de concientización en la atención a los visitantes".
"Lo que hace memorable a un lugar tiene que ver con las experiencias que que allí se viven y que dejan una marca, y por eso proponemos actividades en las que los turistas pueden ser protagonistas", afirmó Massa.
El final del circuito Valle de Choromoro comienza en Trancas, donde los atractivos turísticos salientes son el Pozo de Pescado y la Iglesia del Sagrado Corazón de Trancas.
El Pozo del Pescado es para los creyentes una fuente milagrosa que recuerda el paso de San Francisco Solano por ese lugar y su acción de hacer brotar agua para calmar la sed de sus seguidores.
La Iglesia del Sagrado Corazón de Trancas, que en 1967 fue declarada Monumento Histórico Nacional, presenta rastros históricos de la épica del general Manuel Belgrano, quien se hizo cargo de Ejército del Norte en ese lugar.
El recorrido culmina en Hualinchay, un pintoresco caserío rodeado de montañas y ubicado a 1.700 metros de altura, que tiene un atractivo visual de singular belleza y del cual parte un sendero que permite llegar hasta Colalao del Valle. (Télam)
El circuito Valle de Choromoro atraviesa paisajes tucumanos donde la conjunción del verde y los marrones de los cerros sirven de bellísimo entorno al descubrimiento de los rastros de las culturas precolombinas y monumentos coloniales, de yacimientos arqueológicos y legados históricos, y también, al disfrute de la paz de la vida de campo.
El circuito se desarrolla en una de las mejores zonas productivas del país y se caracteriza por ofrecer la oportunidad de sentir las vivencias de quienes desarrollan actividades agrícolas, como cría de ganado y pollos, fabricación de dulces y quesos artesanales y cultivos de arándanos e higos, entre otras.
El titular del Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT), Sebastián Giobellina, señaló que "este circuito brinda la sensación de haberse quedado detenido en el tiempo, porque remite a los turistas a costumbres cotidianas de principios del siglo pasado".
"La vida típica de los pueblos del interior se puede sentir con fuerza en esta zona, que es un marco ideal para el descanso en familia", remarcó.
La primera parte de este paseo, donde el clima es especial a raíz de los valles, cerros, ríos y parajes que lo conforman, arranca en Choromoro y se prolonga en Chusca, La Higuera, Gonzalo y Potrero, localidades donde se pueden disfrutar de días de descanso en estancias y conocer áreas poco exploradas que esconden tesoros históricos y arqueológicos sólo conocidos por los habitantes de la zona.
El circuito Valle de Choromoro continúa en la villa veraniega San Pedro de Colalao, donde las características del clima permiten tener días cálidos y noches frescas y las altas cumbres brindan hermosas vistas de los valles y cerros de la región.
La plaza central Leocadio Paz, enmarcada por casonas de fines del siglo XIX, de sobrias lineas del clasicismo italiano, y por una añosa arboleda de tipas y flores de estación; la iglesia de San Pedro, la biblioteca Juan Bautista Alberdi y el edificio comunal, son los atractivos salientes de esta villa, la preferida de los tucumanos para pasar el verano.
Piedra Pintada, un lugar sagrado, histórico y arqueológico, permite encontrar testimonios del pasado en más de 45 petnografías grabadas en piedras que fueron descubiertas a fines del siglo XIX a orillas del río Tipas Mayu; también Puente del Indio, una formación natural en la montaña Diente Rojo, es otra de las bellezas que ofrece el recorrido al alejarse a pocos kilómetros de la villa.
La reserva fitozoológica Carlos Pellegrini, de 400 hectáreas, es una parada obligada del recorrido porque ofrece más de 150 de especies exóticas de animales como tucanes, leones, tigres de bengala y flamencos, y autóctonas, como zorros, águilas, tapires y pumas, entre otros.
Los Álamos, un lugar de vegetación tupida, rica fauna y una belleza paisajística única, brinda las mejores vistas panorámicas de San Pedro de Colalao y sus alrededores, mientras que Laguna Escondida, un enorme espejo de agua que se desarrolla bordeando las márgenes del río Chulca, completa la lista de atractivos naturales que ofrece este recorrido.
Las artesanías ocupan un lugar especial en esta zona, donde los trabajos en cuero, curtiembres, peleros, peyones y tejidos tienen renombre nacional e internacional.El director de Turismo de San Pedro de Colalao, Alejandro Massa, remarcó que "nuestra localidad vive del turismo" y dijo que por ese motivo "estamos realizando un plan de concientización en la atención a los visitantes".
"Lo que hace memorable a un lugar tiene que ver con las experiencias que que allí se viven y que dejan una marca, y por eso proponemos actividades en las que los turistas pueden ser protagonistas", afirmó Massa.
El final del circuito Valle de Choromoro comienza en Trancas, donde los atractivos turísticos salientes son el Pozo de Pescado y la Iglesia del Sagrado Corazón de Trancas. El Pozo del Pescado es para los creyentes una fuente milagrosa que recuerda el paso de San Francisco Solano por ese lugar y su acción de hacer brotar agua para calmar la sed de sus seguidores.
La Iglesia del Sagrado Corazón de Trancas, que en 1967 fue declarada Monumento Histórico Nacional, presenta rastros históricos de la épica del general Manuel Belgrano, quien se hizo cargo de Ejército del Norte en ese lugar.
El recorrido culmina en Hualinchay, un pintoresco caserío rodeado de montañas y ubicado a 1.700 metros de altura, que tiene un atractivo visual de singular belleza y del cual parte un sendero que permite llegar hasta Colalao del Valle. (Télam)