El Dakar no deja indiferente a nadie. Están los que lo disfrutan y los que lo defenestran, pero nadie -o casi nadie- deja de emitir su opinión al respecto cada vez que la aventura más peligrosa del mundo pisa suelo tucumano.
Entre quienes más se regocijan con el paso de los bólidos están los niños, para quienes un camión de carrera es algo casi tan grande y tan poco frecuente como ver una nave espacial en vivo y en directo.
Sabiendo eso, Mariela Sarverry se vio obligada a tomar una difícil decisión: seleccionar a la mitad de un grupo de 70 chicos del Hogar San Agustín para otorgarles el privilegio de llevarlos a conocer por dentro el vivac en el hipódromo.
“Tuvimos que elegir porque sólo disponíamos de 35 entradas. La verdad que nos costó mucho elegir, porque todos querían y merecían venir, pero bueno, le tocó a este grupo. Es la primera vez que tienen la posibilidad de ver algo como esto, así que seguro que para ellos será inolvidable”, aseguró Mariela, que se encarga de coordinar todas las actividades que involucran a los niños del Hogar.
La invitación les llegó a través del titular del Ente Tucumán Turismo, Sebastián Giobellina. “Nos comunicaron hace como una semana, así que desde entonces comenzamos a hacer los trámites para poder traer a los chicos a vivir esta maravillosa experiencia”, contó Mariela, acompañada por el preceptor Walter Pérez, el profesor Daniel Juárez y el piloto Pablo “Cacha” Rodríguez, oriundo de Pinamar, quien compite para el equipo KTM y actualmente marcha en el puesto 69 de la tabla general.
Los chicos del Hogar San Agustín formaron uno de los tres grupos que fueron recibidos por guías de la organización del Dakar para llevarlos a recorrer el vivac y explicarles cómo trabajan los equipos, los asistentes y los operarios del propio Dakar. Fueron los segundos en llegar al lugar.
El primero de los grupos estuvo conformado por estudiantes secundarios de toda la provincia llevados por el Ministerio de Educación de la Provincia. Apenas hicieron contacto con el vivac, empezaron a sacar fotos y a buscar entre los presentes a algún famoso.
Y el tercero de los grupos invitados estuvo conformado por chicos de la Fundación Flexer. Todos recibieron regalos y se sacaron fotos con pilotos que se encontraban recorriendo el campamento.
Uno de ellos era Rodolfo Bollero, con varias participaciones en el desafío dakariano y que había ido al vivac a “beber de las fuentes”, junto con su hijo Nicolás.
Justamente Mariela fue quien lo “descubrió” y destacó su presencia. Los niños del Hogar lo miraban curiosos, al tiempo que posaban con cierta timidez ante las cámaras del fotógrafo francés Nicolas Pressier, de la organización. Este último, incluso, se trabó en divertido diálogo con dos niñas, en un claro español.
Tanto para niños, como para grandes, la experiencia resultó exquisita. Y, de parte de ASO, piensan repetirla en todos los vivac que se armen en este Dakar.