BUENOS AIRES.- “Nadie, y menos desde el Gobierno, puede poner en duda que ¡SON 30.000! Y en esta Plaza, y con todo el pueblo, ante la Casa de Gobierno, gritamos: ¡presentes, ahora y siempre!”, clamó uno de los voceros sobre el escenario montado sobre Plaza de Mayo, a metros de la Casa Rosada.
A pesar de las diferencias entre los organismos convocantes y la variedad de agrupaciones políticas que acudieron -kirchneristas, peronistas ortodoxas y la izquierda- a la Plaza, el ánimo de la multitud se esmeró por confrontar con la estrategia del gobierno nacional de limitar los desaparecidos a los 8.500 que figura en el “Nunca Más”: “los 30.000 no se discuten”, era uno de los lemas unificados.
El acto por el 41° aniversario de la última dictadura cívico-militar tuvo una plaza copada por banderas de agrupaciones políticas y de Derechos Humanos, pero también una convocatoria de grupos de familias, amigos y jóvenes que se acercaron sin identificaciones partidarias. La mayoría coincidió en el mensaje de crítica al gobierno del Presidente, Mauricio Macri.
Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la agrupación HIJOS, entre otros organismos, encabezaron el acto central por el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, en el que ratificaron el “repudio a los crímenes de lesa humanidad” y “las miles de desapariciones forzadas” durante la dictadura que se extendió desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983.
No obstante, en el documento que elaboraron los organismos, también se refirieron a la controversia que abrió meses atrás el Gobierno respecto del número de víctimas de la dictadura al tiempo que señalaron que “el plan económico del Gobierno tiene los mismos objetivos que el de (José) Martínez de Hoz” y pidieron “libertad a Milagro Sala”.
“A 41 años del golpe de Estado genocida, de las Fuerzas Armadas, de los grupos económicos, la corporación judicial, la embajada de Estados Unidos, venimos nuevamente a esta plaza a repudiar los crímenes de lesa humanidad, las miles de desapariciones forzadas y presos políticos”, comenzó la lectura del comunicado.
Las Abuelas, encabezadas por Estela de Carlotto, y las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, referenciadas en Taty Almeida y Nora Cortiñas, subieron al escenario montado delante de la Casa Rosada cuando la histórica plaza ya estaba colmada de gente.
Allí indicaron que “el funcionamiento de centros clandestinos de detención, la censura, la mentira organizada, la pobreza programada, una guerra por Malvinas con delitos de lesa humanidad y la deuda externa que causó hambre por décadas fue el terrorismo de Estado”.
Hebe de Bonafini, titular de Abuelas, llegó al acto central en un camión junto con el acérrimo kirchnerista Aníbal Fernández. La columna de La Cámpora acompañó a Bonafini y buscó el centro de la plaza.
Los jóvenes
Algunos mezclados con las columnas partidarias, pero muchos otros ubicados en calles laterales o recorriendo la multitud, los grupos familiares y de amigos (en su mayoría menores de 30) fueron una constante en la tarde porteña.
Llegados desde el barrio porteño de Boedo, Rosaura y Daniel se protegían del sol en una vereda, junto a su bebé. “En los últimos años, las marchas venían siendo de reivindicación de los juicios y tenían un toque de alegría. Este año cambió la onda, viene de reclamo al Gobierno por haber parado los juicios, por estar Milagro (Sala) presa”, señaló Rosaura.
“Nosotros vinimos por la nuestra y nos encontramos con un montón de gente que está en la misma. Ojalá que él (por su hijo) pueda ver que esto es parte de una lucha pacífica, solidaria y transformadora”, completó Daniel.
Cerca de la Catedral se apostó un grupo de militantes con remeras de Voces de Barro, un colectivo social que trabaja con grupos carenciados en el ex campo de concentración El Olimpo. En el medio de la plaza sectores vinculados al kirchnerismo, que ponían más énfasis en las críticas al gobierno que en repudiar a la dictadura, exhibían una gran pancarta con forma de helicóptero, en alusión a la salida anticipada del gobierno de Fernando de la Rúa.
La calle San Martín (por la que se accede a la Catedral) era un incesante ir y venir de familias y jóvenes. Apoyada contra una pared y acompañada por una amiga, Celina, de San Isidro, afirmó que “hay que pronunciarse más que nunca porque con esta nueva gestión hay planteos que tienden a relativizar lo que pasó, a instalar debates que ya están dejados de lado”.
Para cerrar el acto, Carlotto se aproximó al micrófono para gritar la arenga que caracteriza a las movilizaciones por el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia: “30 mil compañeros desaparecidos, presentes, ahora y siempre”. (DyN-Télam)