BUENOS AIRES.- Lejos quedaron los tiempos de bonanzas donde todo era color de rosa por La Ciudadela. En lo deportivo, los resultados son los que mandan y de un tiempo a esta parte, ese aspecto se le tornó muy esquivo para San Martín.
La derrota ante Chacarita, hace que el descenso, ese infierno tan temido, vuelva a sobrevolar Pellegrini y Bolívar luego de 161 días. A la luz de los desempeños erráticos del equipo, sobre todo en este tramo del certamen, no es una casualidad que luego de algo más de cinco meses, los “Santos” vuelven a tener uno de los cuatro peores promedios de la B Nacional. Eso significa que desde ayer se encuentra en descenso, una tema que desvela a los hinchas “albirrojos”.
La manifiesta irregularidad que sus jugadores mostraron en gran parte del certamen, hace que este presente sea un fiel reflejo de los vaivenes futbolísticos que atravesó el equipo en su vuelta a la segunda categoría del fútbol argentino.
Aunque no había sido alentador el cierre de la primera parte del torneo, porque en las dos últimas fechas fue derrotado por Juventud Unida de Gualeguaychú y luego por Los Andes, la esperanza aún estaba intacta.
Muchos pensaron que con el paréntesis de la competencia oficial iba a ser tomado para replantear aspectos del juego, pero nada de eso pasó. El contundente triunfo ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy hizo ilusionar a los seguidores, pero todo ese buen juego que el equipo mostró ante los jujeños desapareció como por arte de magia.
Esta circunstancia lo hizo descender estrepitosamente en la tabla del promedio y comenzar a preocuparse por no perder un objetivo que tanto costó conseguir durante años: la plaza en la B Nacional.
En la próxima fecha, San Martín quedará libre, por lo que ese tiempo deberá servir para que se produzca una profunda autocrítica y se trate de enderezar el rumbo. Este grupo demostró que tiene los argumentos para revertir la situación. Eso se podrá concretar en la medida que algunos de los futbolistas que son claves en la estructura futbolística recuperen su mejor versión. Todavía hay tiempo para endezar la nave. Todo depende de los jugadores y el cuerpo técnico.