Con referencias a las grandes preocupaciones de su pontificado, que simbolizan “el dolor en el mundo”, y con meditaciones escritas por una mujer, el papa Francisco encabezó su quinto Vía Crucis en el Coliseo romano.
“La hora ha llegado. El caminar de Jesús por los caminos polvorientos de Galilea y Judea al encuentro de los que sufren en su cuerpo y en su corazón, empujado por la urgencia de anunciar el Reino, ese caminar suyo termina hoy, aquí, en la colina del Gólgota”. Así comenzaron las meditaciones preparadas por la biblista francesa Anne-Marie Pelletier, la primera mujer a cargo de esta misión en el pontificado de Jorge Bergoglio, y la cuarta en la historia.
El Pontífice fue recibido en el Coliseo por la alcaldesa romana, Virginia Raggi, en medio de medidas de seguridad que incluyeron el cierre de estaciones de subte cercanas, la vigilancia aérea, la multiplicación de los camiones del Ejército, y diques de cemento que, cruzados en las avenida, procuraron evitar ataques con camiones contra las multitudes.
En el inicio del recorrido de la cruz por las 14 estaciones, la meditación interpretó que bajo esa cruz se desenvuelve el presente: “con todas sus caídas y dolores; sus demandas y sus rebeliones; todo lo que hoy clama a Dios desde las tierras de miseria o de guerra, en las familias desgarradas, en las cárceles, en las embarcaciones sobrecargadas de emigrantes”.
Las referencias a temas centrales del pontificado de Francisco continuaron en la cuarta estación: “son innumerables los hombres, las mujeres, incluso los niños, violentados, humillados, torturados, asesinados por todas partes y en todas las épocas de la historia”.
Entre las medidas extraordinarias dispuestas por el Ministerio del Interior italiano se establecieron detectores de metales en un primer anillo, y perros antiexplosivos en la zona del histórico Coliseo.
La presencia argentina apareció en la estación 13, dedicada a María, con el correntino Ulises Zarza, que hace 12 años es miembro de la Orden Franciscana, desde que integra la custodia de Tierra Santa.
La cruz fue cargada en diversas estaciones por fieles de los tres países que Francisco anunció que visitará este año: Portugal, Egipto y Colombia.
Antes del Vía Crucis, Francisco encabezó en la basílica de San Pedro la misa de Pasión, que recuerda la muerte de Cristo (foto). Se postró sobre un tapete y almohadón ubicado delante del altar central, el del baldaquino del Bernini, debajo del cual está la tumba del apóstol Pedro. La homilía la realizó el sacerdote capuchino y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa.