Alejandro Klappenbach - Especial para LA GACETA
De a poco, 2017 va sumando semanas destacadas para el tenis argentino. Con Juan Martín del Potro más apagado de lo que su 2016 permitía soñar, otros nombres han tomado la posta. Primero Miami, luego Montecarlo. Días atrás Barcelona. Y ahora Estambul y Munich. En cada una de estas paradas del tour podemos encontrar sonrisas de nuestros tenistas. Lo ocasión obliga esta vez a centrarse en Guido Pella y Diego Schwartzman, sin olvidar a Horacio Zeballos.
El primero porque llegó a la final del torneo en Alemania, con el agregado que lo hizo desde la clasificación. Camino a su mejor performance en 12 meses, el bahiense despachó a Marcel Stebe, Fabio Fognini, el propio Zeballos y el coreano Hyeon Chung. Ya en el juego decisivo no pudo con el joven Álex Zverev, ganador de su tercer título ATP al imponerse por por 6-4 y 6-3, en algo más de una hora de juego. Más allá de los nombres y la instancia, el repaso concluye en un concepto ineludible: en cuanto Pella recupere la confianza su tenis le permitirá medirse mano a mano con los mejores. Porque no pensar, y desear, que estos días en Munich, que lo ponen 109 en el ranking, sean el inicio de su “vuelta”.
También en Alemania se pudo ver la continuidad del estado de forma de Zeballos. Semifinalista en Barcelona y cuartos de final en Munich. Eso lo vuelve a mostrar como un singlista peligroso y vigente. Bienvenido sea. Por último el caso de “Peque” Schwartzman debe mirarse con otra perspectiva. Ranking, victorias e instancias lo colocan como “el” jugador argentino del año. Tras llegar a cuartos en Mónaco, la defensa del título 2016 lo llevó a Turquía donde metió triunfos contra Jordan Thompson y Dusan Lajovic, antes de perder en semifinal frente a Marin Cilic. Ganador o vencido, siempre exhibió las credenciales que permiten creer que su techo aún no aparece: velocidad, valentía y capacidad competitiva. Es uno de los mejores 40 jugadores el mundo y nadie tiene dudas de eso.