“Hay una buena base de jugadores, que esperamos apuntalar con la llegada de refuerzos.” Palabras más, palabras menos, de esa manera Darío Forestello imaginaba el nuevo San Martín, poco después de poner la firma de renovación de vínculo. El DT mostraba tener las ideas claras, sabiendo que la misión, para esta Superliga que está próxima a comenzar, no será nada sencilla.
Por eso “Yagui” explicaba que para no correr demasiados riesgos en un fútbol tan acelerado y que ofrece poco margen para el error, lo mejor era comenzar a construir sobre una base sólida.
El mensaje siempre fue claro; los refuerzos debían adaptarse a ese sistema que tantos frutos dio durante la temporada pasada. Así, con el primer juego casi tocando la puerta de La Ciudadela, se puede ver que Forestello es un hombre de principios, y de palabra, claro.
El San Martín versión Superliga tiene en base al modelo utilizado durante la última temporada de la B Nacional. Sí; la famosa columna vertebral, esa que le da equilibrio y sustento futbolístico a cualquier equipo, es la misma de ese equipo que hizo pata ancha en la B y se ganó el derecho a jugar el máximo torneo doméstico.
Ignacio Arce seguirá siendo el arquero; Lucas Acevedo, el patrón en la última línea; Alejandro Altuna seguirá como encargado en la zona de aduana; Matías García, el principal motor en la generación de juego y Claudio Bieler, el capitán de apetito insaciable, que se alimenta a base de goles.
El equipo que se perfila para recibir a Unión se apoyará en esa línea de viejos conocidos. Aunque no son los únicos. De los 11 futbolistas que jugarían desde el comienzo, ocho fueron parte del plantel en la pasada temporada. Emiliano Albín y Maximiliano Martínez seguirían como laterales y Franco Costa parece picar en punta para jugar como extremo. Sólo Matías Cahais, Álvaro Fernández y Nicolás Giménez pintan como abanderados de la “renovación”.
“Estamos bien, con ganas de dar pelea”, remata Forestello, que confía a muerte en todos sus pupilos, pero que por ahora se apoya en los soldados que lo llevaron al paraíso; esos que ahora sostienen la ilusión.