Lo primero que salta a la vista completado el primer casillero de la ventana de noviembre es que Los Pumas necesitarán bastante más tiempo de trabajo que el mes que pasó desde el cierre del Rugby Championship para corregir algunas de las fallas que vienen mostrando en esta todavía joven gestión de Mario Ledesma. Al igual que durante casi todo el Cuatro Naciones, el seleccionado argentino mostró en su visita a Irlanda una preocupante endeblez en el scrum, formación de la que históricamente se sirvió para construir jugadas de ataque y, sobre todo, solidificar su costado mental.
La falta de consistencia argentina en la pulseada de packs fue una de las llaves que le permitió al “Trébol” llegar tres veces al ingoal, construir una victoria merecida por 28-17 y sostener la inexpugnabilidad de Dublín ante las incursiones Pumas: hasta aquí, son 10 visitas y todas terminaron en derrota.
Sin embargo, no todas son pálidas en el balance. El primer tiempo del equipo argentino fue muy bueno, sobre todo considerando que el rival no era cualquiera: Irlanda es el actual número 2 del ranking mundial y campeón del Seis Naciones. Los Pumas generaron varias acciones de peligro en esa pareja primera etapa, una de las cuales nació a partir de un gran quiebre del tucumano Matías Orlando y terminó en try de Bautista Delguy.
El aspecto defensivo mostró una clara mejoría, lo que quedó en evidencia sobre todo en un segundo tiempo en el que Los Pumas prácticamente no tuvieron la pelota. Superior en las formaciones, Irlanda monopolizó la posesión, y si no anotó más que 13 puntos fue por la presión y el tackle de la defensa argentina.
De todos modos, la sensación general es que faltan varios aspectos por pulir de cara al futuro, teniendo en cuenta que queda menos de un año para el Mundial. Justamente, su rival del próximo sábado será uno de los que enfrentará en la fase de grupos: Francia. Será, lo que se dice, un verdadero test.