Después de la efervescencia del triunfo en el clásico ante Atlético, San Martín ni rozó la imagen combativa y el juego regular que exhibió hace menos de una semana en El Monumental. La responsabilidad del 0-3 ante Newell’s se la autoadjudicó Gastón Coyette. “El primer responsable soy yo”, repitió más de una vez el técnico de San Martín.
“Sabíamos que después del triunfo en el clásico no podíamos desconcentrarnos. Lo cierto es que nunca pudimos encontrar el partido. No nos salió nada”, fue sincero. Los momentos en que la pelota se “amigó” con los jugadores de San Martín fueron muy pocos y aprovechados con poca claridad, algo que los rosarinos también sufrieron, pero lo resolvieron con eficiencia según Coyette. “No pudimos tener la pelota que es lo que pregonamos. Y cuando el rival empieza a jugar y tenés un hombre menos, se vuelve difícil. Ninguno de los dos tuvimos un gran funcionamiento”, analizó el técnico que entendió que el arbitraje puede haber condicionado, pero que la derrota fue completamente responsabilidad de San Martín.
Coyette destacó en todo momento el rendimiento de sus jugadores. “Rescato la entrega que tuvieron, más allá de que las cosas no salieron”, elogió. Y prometió: “cuando llegamos parecía que estábamos muertos, pero estamos más vivos que nunca. Después del descanso, va a volver un equipo con otro aire para encarar las 10 finales que nos quedan”, expresó.
Con ese entusiasmo se despidió Coyette, quizás contagiado también porque el público aplaudió al equipo pese al resultado. Los hinchas comprendieron que la temporada se terminó con más razones para celebrar que para reprochar. Así lo percibió Alberto Costa que, después de sufrir una goleada, es imaginable que salga con la cabeza gacha. “Perdimos 3-0 y mirá lo que es esto”, señaló tras el partido al ser consultado por TNT Sports. Los ojos de Tino no apuntaban hacia el césped sino que su cabeza estaba alta, contemplando la ilusión de los hinchas en las tribunas.