La Policía de París detuvo a 34 chalecos amarillos en el octavo fin de semana consecutivo de protestas. En la capital de Francia, los manifestantes celebraron una asamblea muy cerca del Arco del Triunfo y pidieron otra vez la dimisión del presidente, Emmanuel Macron.
“Vamos manifestarnos durante todo el 2019. Nos vamos a asegurar de que los ciudadanos recuperen el poder. Queremos que los Estados Generales estén organizados por la propia gente y para la gente”, exclamó con un megáfono Sophie, una de las participantes.
Además de en París, las protestas también se repitieron ayer en otras ciudades importantes de Francia, como Lyon, Rouen, Reims, Marsella, Grenoble, Saint-Brieuc y Saint-Lô.
Sin embargo, la convocatoria fue mucho menor a la de las primeras de noviembre, cuando cientos de miles de franceses inundaron las calles de las ciudades y las principales rutas del país. Esta pérdida de fuerza del movimiento se debe a que el 10 de diciembre Macron anunció un paquete de medidas sociales que incluye el aumento del salario mínimo interprofesional.
Ahora las fuerzas de seguridad no presentaron cifras de manifestantes u oficiales heridos. Desde el inicio de las protestas, más de 1.500 demandantes resultaron heridos, 53 de ellos de gravedad, y casi 1.100 policías sufrieron algún tipo de lesión.
Además, al menos 10 personas murieron, principalmente en accidentes relacionados con las barricadas y los cortes de rutas de las primeras semanas.
La lista de demandas de los chalecos es larga, heterogénea e incluso contradictoria. Incluye desde reclamos por impuestos progresivos y aumentos salariales hasta exigencias de cuidado ambiental. Y acoge al mismo tiempo quejas de extrema derecha y esperanzas de integración europea (Télam-DPA).