“Se llevaron hasta los inodoros”, describió, conmocionado, Héctor Ojeda. Es médico, reside en Salta y habla con gesto de incredulidad frente al devastado panorama de su casa, en Perú al 1.300, en el barrio conocido como “El Chivero”, en la zona de Villa Urquiza. Lo que tiene ante sus ojos no sólo es una propiedad desmantelada, sino, directamente, agredida. “Hace un par de años compré esta vivienda como inversión. La alquilé durante un tiempo, pero hacía cinco meses que estaba deshabitada”, explica a LA GACETA.
Recorre la casa temiendo a cada paso encontrar una situación que empeore lo que ha visto hasta el momento. Su temor es fundado. Se detendrá por un instante a contemplar el hueco del cierlorraso por donde entraron los saqueadores, después de sacar las chapas del techo, que también se llevaron.
El asalto ocurrió durante el primer fin de semana de este mes. Lo peor se perpetró durante la madrugada del domingo 3. La vivienda, luego de ser completamente desvalijada, fue usurpada por un grupo de delincuentes que, según el profesional, vivirían de la zona.
“Cuando compré esta casa, hace un par de años, desconocía que la zona era tan insegura”, confiesa Ojeda.
El médico relató cómo se perpetró “el ataque” a su casa. “El sábado a la noche comenzaron a sacar las chapas de arriba y rompieron casi todo el cielorraso. Según lo que me dijeron los vecinos de la cuadra, fueron unos chicos de acá del barrio”, reconstruye.
“El domingo esta gente ya estaba adentro de la casa, sacando lo que encontraban. Se ve que entraron por el techo. Prepararon todo para llevarse las cosas al día siguiente”, detalla.
“El domingo ya había gente viviendo aquí -continúa-. Me avisaron lo que pasaba, dejé mi trabajo en Salta y me vine. Cuando llegué al barrio me di con que ya habían vaciado la casa además de romper techos y paredes”.
“Se llevaron los aires acondicionados, muebles y los inodoros de los dos baños que tenía la casa”, narra, impávido. “¡No puedo creer que hayan arrancado inclusive los sanitarios!”.
Ojeda relata que se encuentra dolido con la gente del barrio que destruyó su propiedad, pero lo está más aún con la Policía. “Me duele su inacción. Yo tengo un gran aprecio por Tucumán. Estudié acá y me encanta la provincia, pero la Policía vino dos veces y no hicieron nada. Sólo vinieron a ver”, contó.
Precisamente, explica que cuando llega y se da con el saqueo y la usurpación de la casa, llama al 911. Los motoristas se presentaron y le manifestaron que no podían actuar porque él no había radicado la denuncia. Así que mientras seguían desmontando su casa, tuvo que ir a la comisaría 5°.
“Sacaron puertas y ventanas y rompieron el fondo”, se lamenta.
“Ni a la calle”
La ex dueña de la casa, Lucía Lagori, dijo que se fue por la inseguridad. “Me fui hace dos años porque ya no podía vivir con tanta inseguridad. Acá no podés salir ni a la calle”.
“Acá no importa si sos grande o chico. Te apuntan, te asaltan y hasta te matan”, dice otra vecina, que se identifica como María. “Pedimos que haya más seguridad. De noche hay vigilancia; pero de día, no”.