Como se sabe, el gobernador de Tucumán, coronel-doctor Alejandro Heredia, fue asesinado el 12 de noviembre de 1838. Una partida de jinetes que capitaneaba Gabino Robles e integraban Juan de Dios Paliza y Gregorio Uriarte, lo ultimó a tiros y puñaladas cerca de Lules, cuando viajaba en coche rumbo a su estancia de Arcadia. Cómplices de los asesinos eran Vicente Neirot y Jose Hermenegildo Casas, quienes cabalgaban junto al coche, en calidad de custodios de Heredia.
Se conoce la borrosa fotografía de uno de los citados, el coronel Neirot. Muestra a un añoso militar de uniforme, con algo de siniestro en el rostro demacrado y barbudo. La publicó Gaspar Taboada en el tomo III de sus “Recuerdos históricos. Los Taboada”, con breves datos biográficos al pie.
De acuerdo a esas referencias, Vicente Neirot era santiagueño, hijo del español Francisco Neirot y de Ildefonsa Vázquez. “Estuvo radicado en Tucumán algún tiempo, en distintas épocas”, dice el biógrafo. Después del triunfo rosista de Manuel Oribe en la batalla de Famaillá, que terminó con la Liga del Norte, emigró a Bolivia. Sirvió al gobierno de ese país, que lo premió con “una espada de honor”. Después de Caseros, sigue el autor citado, “militó en penosísimas campañas, bajo las órdenes de los Taboada, al servicio de la Organización Nacional”. Se casó con la cordobesa Juana Ferreyra, con la que tuvo dos hijas, Arcelia y Maclovia, monja esta última. No consigna la fecha de su muerte. Curiosamente, la noticia biográfica omite el deplorable rol de Neirot en el crimen de Lules. También lo omite el asiento respectivo del “Nuevo diccionario biográfico argentino”, de Vicente Osvaldo Cutolo, que reitera, sin cita y casi textualmente, los datos de Taboada.