Las exportaciones comprometidas de granos gruesos en el segundo trimestre del año triplican a las realizadas en el mismo período del año pasado al alcanzar las 20 millones de toneladas, según informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Del total, 12 millones de toneladas corresponden a maíz y ocho millones de toneladas a soja, lo que representó incrementos de 315% y 111%, respectivamente, en comparación con las exportaciones pactadas entre los meses de abril a junio de 2018.
Le siguen, en orden de importancia, el aceite con 1,4 millones de toneladas y una suba de 86%, y la harina de soja con ventas por 6,2 millones de toneladas y un aumento anual de 54%.
Pero, detrás de esta buena noticia, hay algunos nubarrones que amenazan con aguar las ganancias, Según la consultora Invecq, desde inicios del año pasado, el mercado global de soja se ha visto afectado por eventos disruptivos que generaron movimientos en la cotización de la oleaginosa. “En los últimos 15 días volvieron a sonar las alarmas cuando el precio de referencia de Chicago perforó los 300 dólares, algo que no ocurría desde 2008. En el mercado de Rosario, por su parte, la caída de la cotización fue incluso mayor desde inicios de año. Mientras que en enero el precio promedio al que se llevaron a cabo las operaciones en el mercado por excelencia de Argentina fue de 343 dólares por tonelada (precio al que hay que descontarle retenciones de aproximadamente 28%), el precio promedio de abril fue de 294 dólares y continuó descendiendo durante los primeros días de mayo hasta los 288 dólares”, señaló la consultora en su último informe.
Este recorte de más de 50 dólares por tonelada tiene un impacto directo sobre el valor total de la cosecha récord que se ha logrado producir este año. “Con casi 57 millones de toneladas cosechadas, se estiman pérdidas de entre U$S 2.400 y U$S 3.000 millones de dólares para el conjunto de los productores, al verse expuestos a una reducción en el precio de mercado de su producción. Esta pérdida para los privados implica también una pérdida para el Estado, vía una menor recaudación por retenciones que la que se esperaba. En un año donde cada peso cuenta en el ambicioso objetivo de llegar al equilibrio fiscal primario, el gobierno perdería entre U$S 650 millones y U$S 830 millones de recaudación solo por retenciones de soja, lo que equivale a valores de hoy a unos $ 30.000 o $ 40.000 millones”, enfatizó. El año pasado había ocurrido un fenómeno similar: la cotización en Chicago se desplomó unos 70 dólares por tonelada entre febrero y septiembre.
Este fenómeno de disociación en la cotización de la commodity, que por definición tiene un precio único a nivel internacional, fue consecuencia de la guerra comercial entre Estado Unidos y China.
El de porotos de soja es un mercado que tiene la demanda muy concentrada por parte de China. El gigante asiático es el responsable del 60% de todas las compras mundiales. Esta característica le permite tener poder de mercado a la hora de afectar precios e incluso de discriminar o partir mercados. La aplicación de la tarifa sobre la soja norteamericana, junto con la disminución de las compras, generó un efecto perjudicial para los productores norteamericanos que tuvieron que internalizar el costo arancelario sin tener mayor espacio para canalizar la oferta hacia otros compradores. Durante el G-20 llevado a cabo en Buenos Aires Trump y Xi Jinping acordaron el comienzo de conversaciones para poner fin a la guerra comercial, algo que todavía no se ha concretado”, concluyó.