Cuando se trata de solidaridad y compromiso social, las segundas partes siempre vienen bien. En el marco de un convenio con la organización de la Sociedad Civil “Techo” este fin de semana el equipo de LA GACETA construyó una nueva vivienda de emergencia. En esta oportunidad fue el turno de la familia Medina, vecinos desde hace 19 años del barrio Hipólito Yrigoyen.
Con muchas ganas de ayudar y cargados con palas, guantes y martillos, el grupo de 15 voluntarios trabajó en la edificación desde cero. Midiendo y fijando los palotes de madera al piso y -en una segunda etapa- uniendo viga por viga la estructura.
“Hubo días en que sentí que jamás íbamos a progresar pero esta vez, después de tanto tiempo, nos tocó la oportunidad. Lo único que puedo hacer ahora es agradecer el esfuerzo de todos”, narra emocionado Daniel Walter Medina (23), que trabaja descargando bolsas de harina en una fábrica.
“Estoy muy feliz con lo que están haciendo por mi familia, siento que a partir de ahora las cosas van a ser diferentes”, comenta Micaela de Medina (23) mientras arropa a Ciro, de apenas dos semanas, entre sus brazos y lo abriga con una frazada celeste.
Afuera, la lluvia comienza a caer más fuerte y embarrar de a poco la calle. Sin embargo, ajeno al clima, el equipo combate el frío con algunos chistes. “La experiencia de construir viviendas de emergencia significa materializar las ganas de salir adelante. De creer que podemos hacer algo para acompañar a otras personas a vivir mejor y ver la realidad desde otros ojos”, narra Maximiliano Muñoz, director general de Techo.
La bienvenida
Es tiempo del descanso, y mientras algunos pintan el interior de la flamante casita otros aprovechan para tomar café caliente y jugar con las pequeñas propietarias. Una distracción hasta que la sorpresa esté lista.
Morena (5) y Emma (3) estiran la cabeza para intentar adivinar lo que se está tramando. “Un globo, veo un globo”, grita sorprendida.
Finalmente, con las últimas pinceladas de látex en la puerta, el momento llegó. En fila india todos los trabajadores extienden sus manos a modo de puente para que la familia Medina ingrese a su nuevo hogar, ahora cubierto de globos naranjas y grises. A ese espacio de cuatro paredes donde nuevos sueños y metas comienzan a construirse.