Sobre la mesa hay viejos muñecos de He-Man, un Batman y personajes de los Thundercats. Es como si estuvieran en una sala de espera. A uno le falta la pierna, a otro el brazo. Pronto van a entrar al quirófano para recuperar sus viejas glorias, o como mínimo, para recobrar el aspecto que tenían hace años. Omar Escudero no lleva bata blanca, sino camisa a cuadros. Y su trabajo no es ni más ni menos que el conocido hace años como “doctor de juguetes”. Un oficio que reapareció en la actualidad con más especialización, con más arte y con otro nombre: le llaman restaurador y customizador de juguetes antiguos.
Con una minuciosidad que sorprende, Escudero intenta dejar cada pieza rota o deteriorada como estaba originalmente. “También tomo juguetes, generalmente figuras de acción, y los personalizo según mi gusto. Este trabajo se llama customizar, y en ocasiones me lo solicitan algunos clientes. Se puede, por ejemplo, reemplazar una mano cortada de algún muñeco con una pieza en forma de gancho”, detalla.
La demanda para reparar juguetes comenzó a aumentar hace un par de años. Generalmente, los dueños son adultos o padres nostálgicos que los hacen arreglar porque con ellos pueden evocar la infancia. Son amantes de las historias con súperheroes o de los autos de colección. O sea, quieren hacer arreglar ese objeto para ponerlo en una repisa.
Los coleccionistas son sus clientes principales. “El trabajo que hacemos aquí es muy sensible porque la materia prima está cargada de los sentimientos de la gente”, cuenta Escudero. Cada vez que termina de “operar” un muñeco y le da el alta vive momentos muy emocionantes. “Hace poco me trajeron el personaje Leono, de los Thundercats. Estaba destruido y tenía el cuerpo manchado de tiempo. Quedó como nuevo. El dueño no lo podía creer. Para él fue como volver a la infancia. Estaba muy conmovido”, recuerda el artista. Para él, esa es la mejor recompensa.
Autitos a escala
La mesa de trabajo de Luis Benjamin Vázquez Rivadeneira tiene cajas con piezas mecánicas y de goma. También hay pinturas de todos colores, la mayoría metalizadas. Son los elementos con los que devuelve la vida a los autitos a escala.
Al igual que Escudero, Vázquez Rivadeneira también hace dos trabajos: restaura y customiza piezas. “La idea es devolverle al auto la apariencia que tenía al momento de salir al mercado y en caso de ser necesario hacerle reparaciones. El objetivo es que ‘vuelva a la vida’, lo cual genera mucha nostalgia al dueño”, detalla sobre la restauración.
“La customización es un trabajo mucho mas artesanal: se trata de modificar una pieza para darle una apariencia única. Se le puede hacer un trabajo de pintura nuevo; detallar cosas de los interiores, faros delanteros y traseros y paragolpes; también ponerles ruedas de goma en lugar de las plásticas originales; se arman alerones y Body kits; se abren sus puertas o capot agregándole un motor”, especifica.
¿Por qué creés que se está valorizando el juguete retro?, le preguntamos. “La mayoría de los coleccionistas de autos son fanáticos de los vehículos reales. Cada pieza (auto u otro juguete) trae consigo recuerdos y anécdotas. Cada golpe, pintura saltada o parte rota tiene una historia; son las cicatrices del tiempo que jugaron con esa pieza y todo esto es lo que le da más valor a la pieza, especialmente en estos tiempos en los que la tecnología hace que la gente se desprenda más fácilmente de los juguetes y otros objetos, para reemplazarlos por celulares y demás aparatos electrónicos”.