Todas las alarmas se encendieron en el fin de semana más violento de los últimos años. Los siete homicidios registrados en poco más de 48 horas dicen mucho. Ese número refleja muchas cosas. Algo está pasando en las calles de nuestra provincia y que no sólo tiene que ver con una cuestión de seguridad. Hay un aspecto social que pocos tienen en cuenta y que agrava mucho más el cuadro de situación.
Con estas siete muertes ya son 86 los crímenes registrados en lo que va del año en la provincia, según los casos registrados por LA GACETA. Son 18 homicidios más de los ocurridos en idéntico período de 2018, es decir, el incremento equivale casi a un 20%. El porcentaje es alto. Altísimo. La tasa interanual, en los últimos años, cuando superaba los dos dígitos, nunca pasó el 14%. Y, con los pronósticos que se están manejando, nadie se atreve a afirmar que esos guarismos bajarán.
El domingo fue caótico. La cantidad de homicidios que se registraron desbordó a la Policía y a la Justicia. Pese a que se suspendieron los descansos, no alcanzaron las personas para atender tantos casos en un mismo día. En menos de 24 horas se igualó el número de homicidios de julio. Así de simple. Así de duro. El secretario de Seguridad Luis Ibáñez dijo que quedaron azorados por la cantidad de hechos. Lo relacionó directamente con las condiciones del clima. El planteo es lógico: al aumentar la temperatura, se incrementa la presencia de personas en la calle (potenciales víctimas) y la violencia, producto de un mayor consumo de alcohol y de drogas. No dijo qué sucederá en los meses más cálidos, pero dio a entender que puede ser peor.
Los responsables del área de Seguridad sufrieron un duro cachetazo. Hace unos días, uno de los funcionarios, al analizar algunos números levantó la mirada, se acomodó los anteojos y dijo: “ojalá el invierno se extienda tres meses más”. Dicen que el jefe de Policía Manuel Bernachi citó a los jefes de la fuerza y, con cara de pocos amigos, les pidió acentuar los trabajos de prevención. Reconoció que la tarea que venían desarrollando era buena, pero no suficiente, por lo que les pidió mayor esfuerzo. De los seis homicidios del domingo, al menos cinco fueron en situación de robo. Dos víctimas murieron por los disparos de las personas que las asaltaron, mientras que tres presuntos delincuentes fueron asesinados por sus víctimas.
El domingo sangriento dejó al descubierto otro problema: el hartazgo de la sociedad ante la inseguridad lo cual aumenta el descrédito de las instituciones del Estado que deben protegerlo y castigar a los que delinquen. Ya son 20 los casos de justicia por mano propia que se registraron en lo que va del año. En 2018, fueron cinco. Es un número altísimo y más si se tiene en cuenta que 25 personas fallecieron por conflictos intravecinales, que desde hace años viene siendo el principal móvil de los homicidios en la provincia. En Tucumán se está imponiendo la Ley de la Selva.
Mensaje
El mensaje de Ibáñez sonó a un pedido de ayuda a los otros sectores del Estado para que los acompañen a luchar contra la inseguridad. Son los mismos que no terminan de entender que al delito no sólo se lo combate con mayor presencia de efectivos en la calle, sino que son necesarias otras acciones que justamente no tienen que ver con la persecución penal. Los familiares de varias de las víctimas sostuvieron que robaban para comprar las drogas que consumían. Y en Tucumán siguen sin ser suficientes los centros de rehabilitación y aún se discute, pese a las declaraciones que realizó hasta el vicegobernador Osvaldo Jaldo, qué hacer con el narcomenudeo.
En septiembre pasado, los especialistas habían pronosticado que, por la devaluación de agosto de 2018, el encarecimiento de la droga (el valor se maneja en dólares) generaría una escalada de violencia porque los adictos consumirían sustancias de menor calidad y necesitarían más dinero para comprarla. Y el tiempo les dio la razón, desde ese mes y hasta fin de año, hubo un incremento de homicidios. Un año después, hubo otra fuerte caída del valor de la moneda nacional y la violencia, en un fin de semana, también aumentó.
Al parecer, la historia se repite y los números se tiñen de rojo.