“Llevar el arte a todas las áreas de la vida cotidiana”. Así define Raquel Zeitune la misión del equipo que lidera en la Dirección de Artes Visuales del Ente Cultural, un área que suele relacionarse con la gestión del Museo Timoteo Navarro y no mucho más. Zeitune conoce las reglas del juego, aunque eso no quiere decir que las acepte, así que de inmediato enumera los programas que vienen impulsando y los proyectos enmarcados en la nueva etapa, abierta en el Ente hace unas pocas semanas.
De todos modos, la situación del Timoteo Navarro es un tema obligado en la charla. Zeitune subraya la gravedad de las falencias estructurales del museo y espera que las obras de refacción empiecen cuanto antes. También plantea cambios en el otro museo que gestionan -el Iramain- y a partir de allí traza su visión sobre las artes visuales tucumanas y la articulación que el Estado provincial genera con ellas. Por caso, en lo referido a las industrias culturales.
- ¿Cuál es en estos momentos la situación del museo?
- La seguridad edilicia es lo más urgente (la fachada sigue enmarcada por una protección, detrás de la que se aprecian las grietas). Ya se terminó la etapa de diagnóstico sobre las deficiencias estructurales del edificio. El problema está en los cimientos y tiene que ver con que al Timoteo Navarro se lo construyó copiando un diseño francés, pero sin tener en cuenta la naturaleza del suelo tucumano. Era algo usual en otra época. El proyecto de refacción está listo y aprobado por Patrimonio, en los próximos días nos reuniremos con los técnicos de la DAU para determinar cómo se harán los trabajos.
- ¿Cuánto cuesta la obra?
- A principios de este año era 33 millones de pesos. Hay que ver cuánto creció esa cifra por la inflación. La verdad es que ya estamos armando la programación para el año que viene, pero si el museo debe permanecer cerrado por el inicio de las refacciones esa será la prioridad. También tenemos en carpeta una reforma del área de conservación y restauración de las obras, pero la prioridad es la cuestión estructural.
- En lo estrictamente artístico, ¿cómo analizás la gestión de Cecilia Quinteros Macció al frente del Timoteo Navarro?
- Estamos orgullosos del trabajo que se está haciendo. Cecilia le dio una impronta contemporánea y desde allí se logró un crecimiento muy interesante. Hay mucha gente joven involucrada, con una mirada nueva, fresca. En la inauguración del último Salón había 600 jóvenes, fue una imagen muy poderosa. Es todo un desafío para un museo con un patrimonio de 100 años darles ese lugar a los nuevos artistas.
- ¿Por qué crees que Tucumán no cuenta con un museo de arte contemporáneo?
- Con la movida artística que hay en Tucumán, destacada en todas partes, no podemos no tenerlo. Tan importante es que el Timoteo Navarro termina cumpliendo esa función. Hay una necesidad de salas, de investigación, de reflexión sobre lo que es el arte contemporáneo. Es todo un desafío. En ocasión del Bicentenario hablamos con todo el mundo (N. de la R.: uno de los proyectos era localizarlo en la antigua Dirección de Rentas, en Maipú y San Martín), pero por razones presupuestarias no lo conseguimos. También estuvo el proyecto de dotar al Timoteo Navarro de un ala de arte contemporáneo y por eso se hicieron estudios para hacer una salida por calle 24 de Septiembre. Tampoco se concretó.
- La situación del Iramain es muy particular. ¿Cuál es el plan al respecto?
- Estamos tratando este tema con las autoridades del Ente. Mi idea es armar un guión museológico, en especial para las dos primeras salas, y reformular el tema de los horarios (N. de la R.: la casa, en Entre Ríos primera cuadra, conserva la dinámica de la familia Iramain: abre sólo de jueves a lunes de 17 a 22 y los sábados de 10 a 13). Es un museo al que acude mucho turismo extranjero y tiene un patrimonio riquísimo, al que queremos visibilizar mucho más. Es más, acabamos de recibir 240 obras de Anuncio Iramain, que murió en Buenos Aires y las dejó en donación.
- ¿Cómo se puede seguir potenciando este trabajo?
- Fue muy valiosa la Jornada de Educación de Museos, que se hizo por primera vez en Tucumán. Vino gente del interior de la provincia, de otros lugares del país, también de Perú. Esa formación para el personal y los trabajadores de los museos va mucho más allá de la capacitación para una visita guiada, tiene que ver con democratizar la cultura. Con demostrar que el museo es algo cercano.
- La cuestión es que los bienes culturales lleguen a todos, o al menos a la mayor cantidad de público posible.
- Si, ahora lanzamos el programa “El Museo te visita”, que plantea llevar el patrimonio del Timoteo Navarro a encontrarse con la comunidad. Son 24 paneles que exhiben obras de artistas de distintas épocas. Además, consignan la biografía de cada uno de ellos, para que todos puedan conocer sus historias. El objetivo es que lleguen a las escuelas, en especial del interior y de la periferia de la capital, y a las plazas, para que las disfruten tanto los chicos como las familias. Es una búsqueda de nuevos territorios para el arte.
- ¿Con la idea de provocar qué clase de impacto?
- En un mundo tan impregnado por las nuevas tecnologías y por las redes sociales el desafío es utilizar estas creaciones como dispositivos para que la gente pueda pensar, que participe, que se acerque; que cuando vea una obra de arte se diga “esto me trajo el recuerdo de tal cosa...”
- ¿Cómo resultó la iniciativa en los hospitales?
- “Lazos” es un programa articulado con el Ministerio de Salud, por el que llegamos a cinco hospitales: el Centro de Salud, el Avellaneda, el de Niños, la Maternidad y el de Concepción. Una de las actividades, “Sueños plegados”, consistió en un taller de origami que dictó Gustavo Escalante. El impacto no fue sólo con los pacientes, también alcanzó al personal: los médicos, las enfermeras. Cuando estuvo en una sala de oncología, Gustavo llevó también sus cuencos para hacer música. El resultado fue impresionente, no pensé que íbamos a conseguir tanto. Por ejemplo, ver en el Hospital de Niños cómo las madres y sus chicos hacían juntos los origamis. Hasta filmamos un video que está pasándose en las salas de espera.
- ¿Y en el caso de la pintura?
- En el hospital de Concepción, que cumplió 100 años, Ana Singh hizo un mural. Es una experiencia que estamos repitiendo porque genera la participación de toda la comunidad. No es sólo el artista que va a pintar, antes se hacen talleres y todos forman parte, aportando sus ideas. De ahí surge la materia prima para la obra.
- En el marco de los debates acerca de la consideración del arte como una industria cultural, ¿cuál es tu posición?
- Definitivamente el arte es una industria cultural. Nosotros intervenimos en los mercados culturales, invitando a los artistas a que expongan y vendan sus obras, es un movimiento que viene creciendo.
- ¿Y cómo es la respuesta?
- Creo que les falta ajustarse a lo que es el trabajo en el mercado del arte, un tema complejo. Los artistas tienen que mostrar su producción y vender para vivir de eso. Están aprendiendo, es un sistema en el que, por ejemplo, deben saber facturar, poner un precio de acuerdo con la obra, elegir el formato.
- ¿Cómo analizás la vinculación del Ente con los artistas?
- Queda mucho por hacer al respecto. Estamos planificando espacios de formación para artistas jóvenes y convocatorias para recibir proyectos. Va a ser importante la reunión del Consejo Provincial de Cultura para la relación con los artistas del interior. Lo difícil es trabajar con los artistas en forma individual, por la cantidad, por eso es importante que se unan. Pero hay un vacío legal que no ayuda y ese es un largo camino por recorrer.
- ¿Qué estás apreciando en este momento de las artes visuales tucumanas?
- La fuerza de los movimientos colectivos. Artistas que exploran más allá de las artes visuales, trabajando en otros espacios, con la tecnología, con la literatura, con lo textil, en instalaciones... Los límites son muy amplios y allí se inserta el proyecto de la Dirección de Artes Visuales. El Estado tiene mucho que hacer allí: visibilizando, formando, generando ferias. Este año no se pudo, pero el próximo queremos concretar una Semana de las Artes Visuales, seguramente para octubre-noviembre. Y otro de nuestros anhelos es armar una base de datos en el que figuren todos los artistas visuales de la provincia.