La tragedia ocurrida el jueves pasado a la madrugada en la ruta 2, durante un viaje educativo a la Costa Atlántica nos interpela a los argentinos. En el vuelco del ómnibus de dos pisos, en el que viajaban 44 estudiantes de 11 y 12 años y seis docentes, fallecieron dos alumnas y resultó con la amputación de un brazo una tercera, además de que varias personas sufrieron heridas de distinta gravedad. El país quedó impactado con la noticia, que ha tenido un aditamento emocional amplio, por tratarse de pequeños alumnos que hacían su viaje de fin de curso y de fin de la primaria.
Las causas de la tragedia están siendo analizadas en las pericias y saldrán a luz en poco tiempo más. Es muy probable que se determine alguna responsabilidad del chofer por una mala maniobra, ya que se presume que, acaso por una distracción, “mordió” la banquina y a causa de eso habría dado un volantazo y ya no pudo dominar el alto y pesado colectivo.
Este tipo de accidentes no es infrecuente. El 1 de julio hubo una tragedia en La Madrid, con el vuelco de un colectivo que transportaba jubilados de Mendoza. El chofer, que circulaba en medio de la neblina, se dio de pronto con el cruce de rutas 308 y 157, se le terminó el pavimento y al girar a la derecha el colectivo volcó sobre la banquina. Fallecieron 15 jubilados y 30 resultaron heridos. El conductor fue imputado hace cuatro días de homicidio culposo y lesiones culposas. Adujo que faltaban señalizaciones en el camino, lo cual es cierto.
Otro accidente con vuelco ocurrió el 15 de octubre en la autopista, junto al Mercofrut, cuando una persona se cruzó en medio de la noche delante de un ómnibus que circulaba de Jujuy a Córdoba y el conductor no pudo dominar el vehículo, que se ladeó y cayó en la banquina. Resultado: tres muertos.
Ya desde hace tiempo los expertos señalan que los ómnibus de dos pisos son vehículos de riesgo, difíciles de mantener estables en circunstancias inesperadas como las mencionadas, como pisar la banquina, dar volantazos o frenar súbitamente ante la aparición inesperada de una persona o un animal. Estos micros, que se usan especialmente en nuestro país y en Perú para viajes de larga distancia, requieren choferes con pericia, bien descansados y absolutamente respetuosos de las normas de tránsito y de las señalizaciones. Pero si en los lugares recorridos hay mala o nula señalización, así como escasa o nula iluminación en sitios de peligro y además hay riesgosde cruces inesperados de personas o animales, el combo es mortal. De este modo, se entiende que nuestra provincia haya tenido 300 víctimas mortales en accidentes en 2018 y que en el país hayan sido unas 6.000.
Se podrían agregar a estas circunstancias la falta de hábito del uso de cinturón de seguridad por parte de los pasajeros, exigencia aue aún no está vigente.
El hecho de que los contingentes de estudiantes y de jubilados circulen por las rutas del país en estos ómnibus y en estas condiciones debería motivar una fuerte reflexión en nuestra sociedad y, sobre todo, en las autoridades, que siempre están trabajando en medidas de seguridad y control sectorizadas pero no logran coordinar entre municipalidades, provincias y la Nación. Convendría que los consejos de seguridad vial busquen la forma de aplicar una política coherente y efectiva, tendiente a lograr una disminución drástica de los percances en lo que, en su momento, el Presidente llamó “una tragedia nacional”.