“Las vacaciones del terror”. Así describe Clara Chiappe lo que tuvo que pasar con su familia en Mar Del Plata. La mujer, nacida en Buenos Aires pero que desde hace 30 años se encuentra radicada en Concepción, decidió alejarse unos días de Tucumán para disfrutar junto a su esposo y sus tres hijos de las playas de "La Feliz". Pero lo que nunca se imaginó es que en el viaje sufriría una intoxicación por inhalar monóxido de carbono en el hotel donde se hospedaban.
“A la par del calefón había una ventanita que siempre dejaba abierta cuando lavaba los trajes de baño a la noche y nos bañábamos. Ya llevábamos seis días en el hotel y siempre lo había hecho de la misma forma. La séptima noche dejamos la ventana cerrada porque la mucama nos dijo que por el viento se apagaba el calefón, estábamos en un séptimo piso”, empezó diciéndole Chiappe a LA GACETA.
La mujer, además de su esposo y sus hijos, vino con otros miembros de la familia que alquilaron otros departamentos del Apart Hotel Torre de Manantiales. Una vez que todos se ducharon se reunieron en donde ellos estaban viviendo esperando que llegue la comida. “Tenía a mi hijo más chico enfermo y de la nada una de mis sobrinas ‘tenía sueño’ y se acostó. A mi otra hija le dolía la cabeza y le di una pastilla. Después me comenzaron a molestar mucho los ruidos, sentía que todo me aturdía. Algunos niños lloraban, mi sobrina tuvo una convulsión y mi cuñada no tenía fuerzas para abrir la ventana, ahí me di cuenta que nos estábamos muriendo”, recordó con voz temblorosa la mujer.
Con las pocas fuerzas que tenían salieron al pasillo del hotel a gritar por ayuda. Dos amigas hospedadas en el mismo piso salieron a socorrer a los niños y los ayudaron a bajar del ascensor. “No teníamos fuerzas ni para apretar el botón del ascensor. Mi hija de 10 años la sacó arrastrando a la de siete. Al bajar caímos tendidos en la vereda del hotel y sólo gritábamos ‘ambulancia’. Las chicas de la recepción del hotel no hicieron nada, las vecinas de nuestro departamento llamaron a la ambulancia que demoró más de media hora”, relató Chiappe.
“En medio de todo el lío una de las encargadas del hotel nos dijo que todo en el departamento estaba en orden. Culpó a que estábamos así por algo que habíamos comido”, añadió.
La recuperación
Una de las vecinas de la familia en el hotel tuvo que volver a ingresar al departamento para recuperar los celulares y las billeteras de los mayores para que sean atendidos en el Hospital. “Pasamos una noche en internación, nos pusieron oxígeno y nos fuimos recuperando de a poco. Cuando llegamos al hotel mandaron a los chicos a pediatría a los grandes a otro sector. Las vecinas acompañaron a nuestros hijos, son unas heroínas. Lo más loco es que le cobraron la noche en el hotel”, reclamó la madre de tres hijos.
“El monóxido de carbono no tiene olor, yo supuse que nos intoxicamos porque conozco a gente le pasó. No sabemos si hay otros departamentos con el mismo problema, el gerente del hotel nos acompañó al hospital, se portó bien con nosotros hasta que le pedimos que nos muestre que tenían todo en regla con un gasista matriculado”, recordó Chiappe.
Luego de abandonar el hospital, la familia se hospedó en otro hotel. “Los de los departamentos nos mandaron las valijas. Nosotros llevamos a un gasista que constató que en el departamento que estábamos, el calefón despedía monóxido de carbono. Controlamos eso en uno de los 500 departamentos que hay en las torres”, comentó.
La denuncia
El esposo de la mujer se había vuelto a Tucumán en el medio del viaje para trabajar y al enterarse lo que estaba pasando con su familia tomó un vuelo a Mar del Plata. “Mi esposo fue a tres comisarías distintas y no le quisieron tomar la denuncia. Después del infierno llamé al Ente de Turismo y nadie nos puede dar respuestas”, contó desesperada la mujer.
Y añadió: “si tenemos que llegar a juicio lo vamos a hacer. Tengo mucha impotencia, estamos totalmente desamparados porque casi morimos y nadie hace nada. Vimos en la foto del lugar que estaba medio mal mantenido cuando lo queríamos alquilar, pensamos que sólo era algo estético. Pero también el mal mantenimiento es de seguridad”.
En los departamentos se hospedaron 18 miembros de la familia, aunque en el momento de la intoxicación sólo ocho estaban presentes. “Murió mi abuelo en medio del viaje y los que no tenían chicos fueron al entierro. Agradezco que mi cuñada que está embarazada se fue. Corrimos el riesgo de no poder contarlo”, concluyó.
LA GACETA intentó comunicarse con los propietarios del Apart Hotel Torre de Manantiales sin obtener respuestas.