Por Pablo Iván Ríos - Artista Plástico.-
Pandemia.
Ese era el tipo de palabra que leíamos en las historietas de los 80, cuando esperábamos que apretaran un botón que iba a desencadenar el fin del mundo. Pero para los artistas, (bueno… es lo que me ocurre en lo personal) esta cuarentena es un tiempo ideal de reflexión y una gran oportunidad para producir sin tener que sobrellevar el vértigo de que alguien vaya a tocar el timbre.
Supongo que un artista que aún está arrancando, y trabaja en algo que nada tiene que ver con lo que anhela, posee ahora un tiempo único para cotejar y valorar un racimo de cosas que lo van a guiar, o no, hacia el precipicio.
Aparte de pulir el discurso de mis obras, pintar, dibujar y leer; me he dedicado a ver a otros artistas y qué están produciendo. Me he desencantado terriblemente de muchos y me he maravillado de otros que no conocía. Extraño a alguna gente y al ritual de salir con mi familia todas las noches en nuestra Estanciera de 1958 a recorrer la ciudad “y ver qué pasa”, “y con qué nos encontramos”.
Extraño, también, a las otras pequeñas cosas simples. Creo que a todos nos pasa más o menos lo mismo.
Sin embargo no percibo que vayamos a cambiar, presiento que al principio saldremos corriendo a encontrarnos pero después vamos a dejarnos arrastrar por las mismas castañuelas de siempre, repitiendo tantos errores y volviendo a enfrentarnos. ¿Soy capaz de cambiar para que este planeta ruede mejor? Pocas veces he deseado tanto el poder equivocarme.
Quizás sufrimos de otra pandemia que ya lleva milenios.