Las puertas se mantienen cerradas, las mesas desarmadas, la vajilla guardada y las sillas apiladas. Desde hace unos 90 días no hay luces de colores ni música. Tampoco hay inflables para los más chicos. No hay filmaciones, fotografías ni decoraciones. Allí donde cada fin de semana había risas, diversión, festejos y momentos memorables, ahora sólo hay penumbras y un futuro incierto.
Propietarios e inquilinos de salones de fiestas para adultos e infantiles se manifiestan muy preocupados respecto a la dura situación económica que atraviesa el sector. Hace pocas semanas regresaron las reuniones familiares, la atención en bares, los gimnasios y los encuentros sociales. Sin embargo, no se menciona por ahora la posibilidad de flexibilizar las fiestas de casamientos, los 15 años u otros cumpleaños. Y aún con los ingresos en cero y en una situación adversa, deben seguir afrontando impuestos, servicios y alquileres.
Con este contexto es que ayer representantes de la Cámara de Salones de Fiestas y Afines Unidos de Tucumán (Casafaut) se reunieron con autoridades de la Legislatura, a fin de exponer la difícil situación que atraviesan y solicitar que intercedan ante el Comité Operativo de Emergencia (COE), a fin de ser tenidos en cuenta para una pronta habilitación.
Una veintena de empresarios se reunieron con el vicegobernador Osvaldo Jaldo y algunos legisladores del oficialismo, quienes se comprometieron a gestionar ante el COE una flexibilización para una actividad, siempre bajo estrictas medidas sanitarias. “Por el gran esfuerzo que realizaron los tucumanos tenemos la posibilidad de flexibilizar actividades. Yo creo que, con los protocolos correspondientes, también podría ser el caso de salones de fiestas. Siempre y cuando se siga cuidando y preservando la salud”, dijo el presidente de la Cámara.
A la espera
La comitiva de la Casafaut estuvo encabezada por su presidente, Matías Ávila. El empresario, en diálogo con LA GACETA, precisó que el 7 de marzo trabajaron por última vez. Dijo que el sector ya venía golpeado por la crisis económica, y calificó como un problema grave que hay salones que siguen cobran los alquileres a pesar de los inquilinos están sin poder trabajar. “Ya hemos presentado un protocolo ante el COE, que va desde la llegada de los proveedores hasta el fin de la fiesta. Estamos esperando que nos habiliten. No podemos reprogramar nada hasta saber cuándo volveremos a trabajar”, explicó con preocupación.
Ávila, propietario de una cadena de salones de fiestas, dijo que en ese protocolo se contempla trabajar con una capacidad reducida al 50% y con todos los elementos de bioseguridad. De todos modos, comentó que en el sector no consideran que su actividad sea más riesgosa que otras que se habilitaron últimamente. “Si es como dicen, que no hay contagios comunitarios, no encontramos el motivo de este parate que es tan dañino para nosotros”, reflexionó. Además, remarcó que ellos cuentan con listas de invitados, por lo que -a diferencia de otros rubros- se puede llevar un mejor control sanitario, en caso de ser necesario.
Según estimaciones de Casafaut, hay cientos de salones en toda la provincia. Detrás de ellos hay miles de familia que tampoco pueden trabajar, como fotógrafos, decoradores, animadores, reposteros, proveedores, entre otros. “Somos conscientes de la situación que estamos viviendo, pero sabemos diferenciar entre lo que está pasando en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) y en Tucumán”, expresó Ávila.
Por la fecha estimada
Del encuentro también participaron Regino Amado (presidente subrogante), Gerónimo Vargas Aignasse (vicepresidente), Dante Loza, Armando Cortalezzi y Roque Álvarez, quien organizó el encuentro. El presidente del bloque oficialista, precisamente, se expresó preocupado por la situación. “Nos comprometimos para que a la brevedad puedan tener una fecha estimada de cuándo podrán volver a abrir”, aseguró.
El empresario Marcelo Sánchez, miembro de la cámara, se expresó satisfecho con el encuentro y dijo que obtuvieron una respuesta positiva. “Nosotros tenemos una herramienta fundamental para asegurar la sanidad, que es la trazabilidad. Las personas podrían asistir a los eventos, habiendo constatado que todos ellos están aptos y que cumplen los protocolos y los requisitos de salud”, reflexionó.