El riesgo político está emergiendo de nuevo como una fuente importante de inestabilidad del mercado en Brasil, ya que una serie de reveses para el presidente Jair Bolsonaro complica una recuperación generalizada que parecía estar ganando impulso tras la caída de los mercados en marzo.
La condición de Brasil como segundo país más afectado por la covid-19, el mal manejo de la pandemia por parte de Bolsonaro, sus batallas con la Corte Suprema y el Congreso, y las renuncias en el gabinete han puesto a Brasilia en la mira de los inversionistas.
La creciente sensación de desorden está desconcertando a los inversores, que temen que las disputas constitucionales e institucionales de Bolsonaro congelen las reformas económicas y la agenda de austeridad del gobierno y, posiblemente, de forma más permanente.
“Los mercados están empezando a mirar la política de nuevo”, dijo Alexandre Song, socio de Macro Capital, un fondo de cobertura en San Pablo. “El comportamiento de los precios no ha sido dramático hasta ahora, pero se está deteriorando”, dijo.
La volatilidad del tipo de cambio y de la moneda, indicadores en tiempo real de los grandes nervios del mercado, reflejan el bajo rendimiento de Brasil en las últimas semanas. El real cayó un 12% frente al dólar desde su reciente máximo del 8 de junio, más que sus pares y mucho más en varios casos.
Según Thomaz Favaro, director de Control Risk, el manejo de la crisis por parte de Bolsonaro lo coloca en el grupo de líderes cuyos índices de aprobación han caído durante la pandemia.
“Tenemos una crisis política además de crisis sanitaria y crisis económica -dijo Favaro-. Pocos países han tenido una respuesta tan disfuncional al coronavirus como Brasil, y eso está echando más leña al fuego. ¿Cuándo va a comenzar la recuperación económica, y cuán intensa o no será esa recuperación?”, dijo.
Incluso la especulación sobre la intervención militar para reforzar el control de Bolsonaro sobre el poder, aunque sea improbable, no ha desaparecido.