“El inicio de la nueva campaña de granos nos muestra un panorama incierto en cuanto a la diversidad de pronósticos sobre el aspecto climático que presentan los años Niñas en nuestra provincia”, explicaron técnicos del equipo de trabajo del proyecto Soja, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).

Añadieron que el escenario muestra momentos complicados, principalmente al inicio, debido a un arranque con menores lluvias, a la presencia de altas temperaturas y a la irregularidad en las precipitaciones. Debido a ello, aconsejan tomar medidas para afrontarlos, especialmente en la implantación del cultivo, que además incidirán durante el ciclo.

“El manejo agronómico que vinimos haciendo en los campos cobra importancia ante estas situaciones, como así también realizar una planificación acorde al posible contexto que se presenta. Es clave trabajar en la economía del agua, con acciones para acondicionar los lotes para una posible demora en la recarga del perfil y para períodos de estrés. Por ello en el corto plazo, los barbechos efectivos y oportunos para controlar las malezas son muy importantes”, remarcan los profesionales.

Señalaron que los manejos previos de los lotes, con enfoques de sistemas productivos, son las mejores situaciones -rotaciones, cultivos de cobertura, cultivos de renta, etcétera-, ya que los suelos fueron mejorando sus propiedades físicas en el tiempo, permitiendo ahora una mayor infiltración, menor resistencia a la penetración, entre otros. “Y si bien estos lotes suelen tener menor contenido de humedad acumulada que los que estuvieron en barbecho, presentan una mayor capacidad de reposición a medida que las lluvias se registran”, indicaron.

En cuanto a la implantación del cultivo, sostuvieron que resulta importante considerar las condiciones en las cuales se realizará, considerando demoras en las fechas de siembra, y pocas oportunidades de hacerla. “Es fundamental tener toda la maquinaria acondicionada para evitar cualquier demora, y pensar en reforzar las oportunidades de siembra con la contracción del servicio”, dijeron.

Agregaron que es necesario ajustar la densidad de siembra, considerando un número de plantas para fechas retrasadas de entre 12-18 pl/m según estructura y grupos de madurez del material elegido, considerando una posible pérdida de plantas por situaciones de estreses. El hábito de crecimiento es una característica a tener en cuenta, ya la indeterminación es un carácter muy importante para los materiales elegidos, ya que permite alcanzar buenas estructuras frente a períodos de estrés, debido a su capacidad de recuperación.

En cuanto a los grupos de madurez (GM), recomiendan que ante escenarios inciertos se debe diversificar pensando en iniciar la siembra con GM cortos en los primeros golpes; luego, cuando se generalice, seguir con cortos-intermedios-largos, finalizando las siembras con GM cortos de buena estructura. Este esquema, a los efectos de hacer cosechas tempranas y, así, posibilitar la implantación de cultivos de renta o servicio.

Sobre la calidad de la semilla es clave utilizar semilla con buen poder germinativo -por arriba del 85%- y, en especial, de buen vigor -con valores similares-. Esta última cualidad es decisiva ante emergencias con ambientes estresados. “Fijarse en ambos valores antes de la implantación”, dijeron.

Un aspecto fundamental es el sanitario. En esta campaña se debe asegurar la protección de las semillas con productos insecticidas y fungicidas que ayuden en el cuidado de las plántulas. En el caso de insecticidas curasemillas, pensar en el complejo de orugas inicial en períodos de estrés -bolilleras y loxosteges-, si no se utiliza variedades BT-IPRO; así como en proteger de la Mosquita de la soja, nueva plaga en nuestra región, que se ve favorecida ante ambientes adversos.

“Los curasemillas fungicidas ayudan a evitar problemas de dumping-off y macrophomina, que pueden afectar el stand inicial de plantas”, remarcaron.