El manejo de los residuos de la cosecha en verde del cañaveral (RAC) y su mantenimiento sobre el suelo genera muchos aspectos técnicos positivos para el cultivo de la caña de azúcar. Así lo señaló Patricia Digonzelli, investigadora del equipo de Agronomía de la caña de Azúcar de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).

Digonzelli explicó que, en Tucumán, la cantidad de RAC que queda después de la cosecha en verde varía, generalmente, entre 9 y 18 toneladas de materia seca por hectárea. “Esta cantidad de RAC sufre un proceso de descomposición que está asociado a la temperatura, a las precipitaciones y al tiempo que transcurre entre dos cosechas sucesivas, como factores muy importantes aunque no los únicos. Así, al momento de la nueva cosecha, entre un 45% y el 65% del RAC se habrá descompuesto”, subrayó.

Añadió que se trata de un residuo de lenta mineralización, porque presenta una elevada relación de carbono y de nitrógeno (C/N). “El mantenimiento del RAC como cobertura permite devolver al agroecosistema cantidades variables de elementos importantes, como C, N y Potasio (K)”, explicó.

Añadió que de esta manera se logra un reciclado de nutrientes, que en el mediano y en el largo plazo tiene efectos sobre la fertilidad física y química del suelo y podría modificar los esquemas de fertilización del cultivo. En este aspecto y de acuerdo a las numerosas experiencias realizadas se determinó que al final de cada ciclo agrícola, cuando se mantuvo la cobertura de RAC, retornaron al sistema entre 3.500 y 8.000 Kg de C/ha, 10 a 100 Kg de N/ha y 30 a 107 kg de K/ha. “Si bien el RAC de la caña de azúcar contiene cantidades interesantes de N este no será de rápida disponibilidad para el cultivo ya que ocurre un proceso de inmovilización de este, por lo cual el beneficio para el cañaveral se dará en el mediano plazo”, dijo.

También se refirió al efecto de la cobertura con RAC en la conservación de la humedad del suelo. Sobre este tema resaltó que el mantenimiento de la cobertura con RAC mejora la condición hídrica del suelo, al mejorar la infiltración del agua de lluvia/riego y al reducir la evaporación del agua del suelo. “En las condiciones de Tucumán, donde el 90% de la caña se cultiva en secano y donde las primaveras son secas, normalmente el cañaveral no dispone de agua suficiente para satisfacer sus requerimientos durante las fases de brotación y de macollaje. Debido a ello la conservación del RAC resulta una herramienta importante para reducir el efecto negativo que el déficit hídrico tiene sobre el crecimiento del cañaveral. Este efecto se hace más evidente en los años en que durante el período de gran crecimiento del cañaveral (diciembre a marzo) se registran situaciones de sequía”, indicó.

Como contraparte de esto, Digonzelli indicó que en aquellas zonas del área cañera donde los excesos de humedad constituyen un problema para la producción de caña, el mantenimiento de la cobertura con RAC resultará contraproducente ya que agravará el problema de exceso de humedad causado por las dificultades para la eliminación del agua superficial, la presencia de una capa freática próxima a la superficie y/o problemas de drenaje. “En esta situación el manejo del RAC debe contemplar otras soluciones, como su eliminación del lote mediante el enfardado para darle otros destinos (por ejemplo producción de energía) o la incorporación del RAC en el perfil del suelo”, dijo.