Las Fuerzas Armadas tomaron el poder en Myanmar después de detener a la líder de facto del Gobierno, Aung San Suu Kyi. Un anuncio leído en el canal de televisión de las Fuerzas Armadas informó a los casi 54 millones de habitantes que el Ejército tomará el control del país por un año y dijo que la decisión se hizo necesaria porque el Gobierno civil liderado por Suu Kyi no hizo nada sobre las denuncias de fraude en las elecciones de noviembre pasado.
El partido de Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND), ganó los comicios por amplia mayoría, pero el Ejército, que nunca cedió el poder del todo a los civiles, denunció irregularidades y reprochó al Gobierno haber decidido celebrar las elecciones en medio de la pandemia de coronavirus, detalló Télam.
La toma del poder se el día de inauguración de sesiones del Parlamento surgido de los comicios de la polémica y luego de varias jornadas de rumores de que el Ejército planeaba un nuevo golpe institucional.
Desde su lugar de detención, Suu Kyi se manifestó a través de las redes sociales y pidió a la población que se oponga al golpe y “resista con firmeza”.
En el comunicado difundido en Facebook, la líder política resaltó que “las acciones del Ejército no muestran consideración alguna por la pandemia de coronavirus y devuelven al país bajo la dictadura militar”. “Se pide a la población que se oponga totalmente al golpe militar y resista con firmeza contra el mismo”, añadió.
A raíz de los hechos, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, amenazó con reimponer sanciones a la nación asiática por el golpe de Estado militar, al que tildó de “asalto directo contra la transición a la democracia y al Estado de Derecho”.
La Unión Europea también condenó el golpe y exigió la libertad de la líder Suu Kyi. “Condeno firmemente el golpe del Ejército. Se trata de una violación de la constitución del país y un intento de derrocar el deseo del pueblo y su compromiso con la democracia, expresado en las elecciones”, señaló Josep Borrell.