La desaparición y el hallazgo con vida de Maia impactó a los tucumanos que están acostumbrados a espantarse con este tipo de casos. La niña de siete años fue encontrada sana y salva después de que fuera buscada durante 72 horas. Su realidad dio forma a una historia que parte el alma, como pasó con casos similares ocurridos en nuestra provincia. Todas fueron historias que también rompieron los corazones de una sociedad que no entiende que la vulnerabilidad no para de repartir cachetazos.
Vida de víctimas
Maia vivía en situación de calle, en una especie de choza armada con plásticos al costado de una autopista. Un techo que sobrevivía ante la total indiferencia de un Estado ausente.
Lo mismo sucedió con Érica, la pequeña que fue asesinada a golpes por su abuelastra en una vivienda en nuestra capital. La pequeña, que murió de un golpe en la cabeza, estaba desnutrida y tenía marcas en gran parte de su cuerpo por los permanentes castigos físicos que recibía.
Los vecinos de Érica se cansaron de pedir ayuda, pero nadie los escuchó. Maia pudo sobrevivir y, después de recibir el alta médica, será llevada a un hogar donde permanecerá hasta que se defina su futuro.
De secuestradores
Carlos Alberto Salvans (39) fue el hombre que secuestró a Maia. Recorría las calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recolectando cartones. Así conoció a la madre de la pequeña con la que comenzó a trabajar.
Vivió un tiempo en Villa Zavaleta, lugar donde, según dijeron los vecinos, fue expulsado luego de que lo acusaran de haber abusado de un pequeño. Luego se mudó a Guernica, donde su pareja lo acusó de haber abusado de su hijastra. Uno de sus hermanos dijo que había hecho lo mismo con un sobrino y que por ese motivo habían cortado el vínculo con él.
Salvans, que según algunos medios tendría problemas de adicción, nunca fue condenado por ninguna de esas causas. Al cierre de esta edición, en la Justicia trataban de determinar en qué estado se encuentran los expedientes.
Hasta el momento, los pesquisas creen que se llevó a Maia engañándola con que la llevaría al zoológico de Luján. Esa táctica de engaño utilizó Antonio “Culón” Guaymás en Tucumán para llevar a un descampado a Abigail Riquel donde la mató después de haber abusado de ella.
El violador estuvo prófugo durante tres días. Fue encontrado por dos hombres que intentaron entregarlo a la Policía, pero no pudieron: una turba de vecinos enfurecidos asesinó al femicida. La autopsia practicada a Guaymás reveló que murió como consecuencia de un empalamiento. Salvans, en cambio, fue atrapado por efectivos, luego de que vecinos avisaran a las autoridades dónde se encontraba. Está detenido y deberá responder ante la Justicia, por ahora, sólo por haberse llevado a una niña.
En Tucumán, la acción penal en contra de “Culón” terminó en el mismo momento en que lo asesinaron salvajemente.
Augusto Benjamín Amaya fue encontrado colgado de un puente en Las Talitas en agosto de 2019. El pequeño, que también vivía en una extrema pobreza, fue asesinado por su tío Claudio “Cococho” Argañaraz, que habría pretendido abusar de él. El año pasado fue condenado a prisión perpetua. “Se hizo justicia; ahora podrá descansar en paz”, dijo Milagros Amaya, la madre del niño. Una sensación que no podrán percibir los padres de Abigail.
Peligros permanentes
Al vivir en la calle, Maia abrazaba todos los días al peligro. Jugaba a la par de una ruta en la que pasan miles de vehículos a toda velocidad. El destino la protegió y nunca le pasó nada.
Brian Galván (5) creció en el tucumano barrio La Milagrosa, en una casa muy precaria, en un barrio donde sólo abunda la miseria, y muy cerca del río Salí, que durante el verano se torna peligroso. La Justicia determinó que el niño murió ahogado después de haber sido arrastrado por la correntada. Su cuerpo fue hallado cerca del puente de Los Bulacio, cinco días después de haber sido visto por última vez: el domingo 14 de febrero.
En el caso de Maia, se comenzó la búsqueda dos días después de que fuera vista por última vez. Su madre hizo la denuncia el lunes, pero el Estado reaccionó tarde: el miércoles a la mañana se dieron cuenta de la gravedad del asunto y salieron desesperados en su búsqueda. Lo mismo sucedió con Abigail. Por falta de personal, se perdió más de una hora en buscarla.
Los policías pudieron encontrar rápidamente a la pequeña de 7 años porque las imágenes de las cámaras de seguridad pudieron establecer el recorrido que hizo el secuestrador con la niña. Nada de eso ocurrió con Abigail ni con Benjamín. No existen esas herramientas tecnológicas en los lugares donde fueron asesinados. Sí una montaña de tierra que nunca fue retirada (en el caso de la niña asesinada) y matorrales (en el hecho del niño) que fue ultimado en Las Talitas.
Cronología del caso
1- El lunes por la mañana, sale de su precarísima vivienda de Parque Avellaneda con rumbo desconocido. Ese día se hace la denuncia.
2- Las cámaras de seguridad descubren al secuestrador transitando con la niña en una bicicleta. Se descubre que había sido denunciado por abuso.
3- El cartonero recorrió más de 60 kilómetros hasta llegar a la localidad bonaerense de Lujón. Los policías lo buscaron por la zona.
4- Gracias a la activación del protocolo Sofía, la niña fue ubicada ayer a la mañana en el barrio Los Laureles, de la localidad bonaerense de Luján.
5- Maia se encuentra internada en un centro asistencial y luego será derivada a un hogar hasta que se defina si volverá a ser entregada a su madre.