Hace tres semanas, en Tucumán se contaban más de 1.500 jóvenes de entre 25 y 29 años que habían recibido la vacuna contra el coronavirus. Hace dos días se contaban 71.653; ya se habían vacunado unos 41.600 jóvenes de 20 a 24 años y se comenzaba con la vacunación de los de 18 y 19 años. Las cifras son alentadoras frente al escenario de preocupación que había por la disminución del registro de jóvenes para acceder a la primera dosis.
La propia ministra de Salud, Rossana Chahla, había advertido entonces sobre la falta de entusiasmo de los más jóvenes para inscribirse en el registro de vacunación. “Tenemos una menor demanda a medida que va bajando el grupo etario”, había señalado. Las estadísticas oficiales muestran que en los adultos mayores el cumplimiento fue del 95 %. Había preocupación en el segmento de los treintañeros, que entonces rondaba el 70 %. El lunes pasado el secretario Ejecutivo del Siprosa informaba que el porcentaje había aumentado -”tenemos 78.378 inscriptos y 69.742 vacunados”, decía, si bien reconocía que “hay una percepción de resistencia a vacunarse en este grupo etario”.
La mayor parte de los argentinos decidió confiar en la ciencia para comenzar a marcar el inicio del fin de la pandemia. Además, la Organización Mundial de la Salud indicó que la inmunización es la intervención de salud pública que más ha disminuido la mortalidad: salva 2,5 millones de vidas cada año en el mundo. En la cartera de Salud buscan generar una mayor conciencia sobre los beneficios de recibir la dosis. “La vacuna es el único camino para frenar el virus” es el mensaje que se transmite desde el Sistema Provincial de Salud. Es necesario vacunarse, en primer lugar, por una cuestión de protección personal. La enfermedad ha demostrado que nadie está exento de padecerla. A 15 meses de haber estallado la pandemia, hoy en día, cada vez más tucumanos tienen en su entorno familiar o de amistad a alguna persona con diagnóstico positivo de coronavirus. A esta altura de la crisis sanitaria se conocen más detalles sobre el daño que provoca. De hecho, Tucumán se acerca a las 3.000 muertes por covid-19. Otro de los aspectos que señalan los expertos es que la vacuna protege a nuestros familiares y en último lugar es necesario que la mayor parte de la sociedad se encuentre vacunada y se pueda volver a la normalidad.
¿Por qué parte de esta franja de jóvenes optó por no vacunarse? La mayoría de los jóvenes suele tener una vida muy activa en las redes sociales. Justamente en este espacio virtual es donde se propagan las campañas antivacunas. ¿Eso ha influido en los treintañeros? Si bien la inquietud de las autoridades de hace dos o tres semanas parece haber disminuido, no es menos cierto que esta preocupación se traduce en algunas partes del mundo en medidas como la exigencia de carnet de vacunación para realizar diferentes actividades -como está haciendo Francia-, lo cual está generando debates.
Correspondería que se analice lo que está sucediendo y se actúe con criterio adecuado y con ejemplo, y buscando caminos para convencer e incluir a los jóvenes escépticos. La pandemia no ha terminado y entramos en una nueva etapa social con la normalización de las clases en medio del invierno. Es importante actuar con pies de plomo para tener una sociedad convencida de las virtudes de la vacunación.