“El domingo a la mañana estaba desayunando con mi sobrino mientras operaban a su padre. Llorando me dijo, ‘cómo no me pegó la patada a mí, quizás la hubiera aguantado más’”, explicó Roque Ayala, primo de Julio Rubén Scida (65) que continúa en grave estado después de haber recibido una patada voladora durante una pelea que se registró en avenida Presidente Perón y Las Rosas, en Yerba Buena.

Pasan las horas y surgen más detalles de lo que sucedió el sábado a las 23. Un hecho que generó un fuerte debate entre los miembros de la sociedad. Patricio Scida, de 19, llamó a su padre para que lo buscara. El arquitecto se subió a su camioneta VW Amarok y al llegar se estacionó en la mano que va hacia el este.

El joven, que estaba al frente, esperó el paso y comenzó a cruzar, pero cuando lo estaba haciendo, Ángel Cativa (27), que estaba acompañado por su pareja Samanta Escacena, pasó el semáforo en rojo porque a unos 150 metros había un control. Patricio Scida lo insultó; el motociclista regresó, primero discutieron y después pasaron a los golpes.

Según lo que figura en el expediente, el arquitecto dejó su camioneta para defender a su hijo. Y allí se produjo una grave pelea. “Fue una cosa de locos ver cómo se pegaba esta gente. A la chica que iba con el motociclista no le importó nada, los agarró al padre y al hijo con el casco”, contó Julieta Valdez.

Distintas versiones

A partir de ese momento existen dos versiones diferentes. Cativa, en la audiencia, contó que los Scida fueron a agredirlo. “Ahí se metió mi pareja e intentó defenderme. El más joven le pegó una piña a mi mujer que la tiró al suelo. Luego llegaron los guardias y nos separaron. El chango se fue a la camioneta y le decía que terminara, que ya estaba. Pero él, al aprovechar que los de seguridad me soltaron, se me vino al humo. Ahí le tiré una patada que le dio en la cara. Sólo estaba defendiéndome”, resumió.

Ayala, que habló en nombre de sus parientes, contó otra versión. “Mi primo salió a defender a su hijo, pero en cierto momento, al igual que toda la gente que estaba en el lugar, le pidió al agresor que parara, que ya estaba. Las personas que lo tenían agarrado lo saltaron. En ese momento el muchacho salió corriendo y le asestó la patada en la cara cuando Scida estaba totalmente indefenso”, relató el primo de la víctima.

“Mi sobrino me contó que ellos ya habían dado por terminada la pelea. Trataban de decirle que parara, que ya era suficiente y hasta le pidieron disculpas. Eso fue suficiente para que se envalentonara y decidiera atacar a mi primo. No le importó que haya sido una persona mayor, de 65 años”, agregó Ayala.

Testimonios

La Policía, al mando del comisario Carlos Daniel Ruiz, hizo las averiguaciones correspondientes. Y en base a los testimonios recogidos en el lugar, confirmaron la versión que dieron los Scida. Las declaraciones de los guardias de los countries del lugar fueron determinantes.

“El motociclista estaba totalmente desencajado. No había manera de frenarlo. Él le pegó la patada al hombre cuando estaba totalmente indefenso. Cayó duro al suelo y a los segundos se formó un charco de sangre”, dijo uno de los testigos que prefirió no dar a conocer su identidad hasta tanto declare en la fiscalía.

Juan Carlos Herrera, que estuvo en el lugar de los hechos, indicó que Cativa no era un improvisado. “Al parecer sabe algo de artes marciales porque repartía golpes a lo loco. Y esa patada voladora no la tira cualquiera”, dijo el testigo.

“El chango ese estaba como loco. Un exaltado. Era impresionante. La gente le decía que no sea maricón, que no le pegue a una persona mayor. No le importó nada y le metió una patada asesina. Si no fuera por la gente que estaba ahí, el vaguito se escapaba de una. Lo encerraron para que no se fuera”, dijo Esteban Fuentes.

Perfiles y algo más

Scida es un conocido arquitecto de Yerba Buena. Desde hace años que vive en el mismo lugar de “la ciudad jardín”. Está casado con una reconocida oftalmóloga y es padre de tres hijos, de los cuales Patricio es el menor. El joven que participó de la pelea es estudiante universitario. “A los 19 años le pidió a su padre que lo fuera a buscar para regresar a su casa un sábado a las 23. ¿Qué más se puede decir?”, comentó Ayala.

Cativa, de 27 años, es padre de dos hijos y vive en la zona de La Rinconada. Se recibió de técnico instrumentista, pero trabaja en negro -según trascendió en la audiencia- en una empresa de transporte trasladando animales a diferentes puntos del país. La Justicia ordenó su aprehensión por la mañana y por la tarde, la jueza Juana López le dictó la prisión preventiva por dos meses.

Julio Rubén Scida fue internado en el Padilla y de allí derivado a un sanatorio privado, donde soportó una operación de más de cinco horas en la que pudieron quitarle el coágulo de sangre que se le formó en la cabeza por el golpe que recibió. “Los médicos nos avisaron que debemos esperar 48 horas para saber cómo evoluciona”, informó Ayala.

Los familiares de la víctima indicaron que a partir de mañana se presentarán en la fiscalía que conduce el fiscal Pedro Gallo para ampliar la denuncia y, probablemente, asumir el rol de querellantes. Cativa, que está alojado en un atestado calabozo de la comisaría de Yerba Buena, espera que se resuelva su situación procesal. Si el arquitecto llegara a fallecer, todo se agravaría considerablemente.