“Somos una banda de amigos que viene tocando be bop y hard bop, esa etapa vertiginosa y bastante compleja que requiere cierta gimnasia musical”, define Rony López asumiendo, además de la tenencia del bajo, la voz informante de la banda The Jazz Servimoters.
Hoy, a las 21, la formación tocará en el auditorio del Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265), en formato quinteto: López, Javier Podazza en batería, Nicolás Tula en piano, Amaro Sánchez en trompeta y Maxi Lamadrid en saxofón; esta vez extrañarán al trombonista Bruno Solito.
El nombre del grupo remite a una banda famosa del hard bop, la del baterista Art Blakey and The Jazz Messengers. “Nosotros, como tucumanos, pensamos que podríamos ser los servimoters del jazz”, explica López.
“La banda tiene de particular que en el NOA no hay ninguna con esa formación, ya que si bien es clásica del género, no es fácil encontrar vientistas que toquen jazz. Ocurre que se forman tríos y hasta cuartetos que duran poco tiempo y que se desarman. Nosotros llevamos tres años tocando, estamos firmes con un repertorio consolidado y nos presentamos este año por primera vez”, detalla. En 2020 los Servimoters se juntaron en la medida en que las restricciones les permitían ensayar. Antes se habían presentado en el Septiembre Musical de 2019 y grabaron el disco “Esperándote”, de Leo Vera.
“Nuestra propuesta es innovadora; tenemos arreglos propios, algo poco habitual en las bandas; en nuestro caso hay arreglos pero por supuesto también improvisación”, afirma López, acerca del repertorio que incluye temas de Benny Golson, Charlie Parker, Freddie Hubbard, Kenny Barron, Oliver Nelson y Wes Montgomery, entre otros grandes íconos.
“El hard bop es una de las etapas de la historia del jazz que está en evolución constante. Es un gran desafío musical. El gusto por este estilo tiene que ver con una cuestión vivencial y emocional de cada uno. Nosotros nos hemos criado con el jazz y entre otras músicas que cada uno toca; el jazz forma parte de nuestro aprendizaje. En ese camino, el hard bop en particular siempre nos llamó la atención por su despliegue, por todo lo que obliga al músico a poner en juego”, explica, si bien advierte que no se considera un músico de hard bop.
Además de docente y director de la Orquesta Popular Chivo Valladares, López es conocido por incursionar en otros géneros, en fusión y en folclore. “El hard bop es una etapa y un momento de todo músico de jazz, que lo transita, lo aprende, y lo guarda en su corazón como algo muy preciado -asegura-. En nuestro caso hemos abrevado en él y esa música es la que nos ha despertado la pasión. También tocamos otros tipos de jazz, pero en este proyecto la idea es cultivar y trabajar el be bop y su continuación, el hard bop”.