Alberto Mansilla es quien está al frente de la “Expedición Norte, tras las huellas del origen” y fue quien ideó gira científica. Es un apasionado estudioso de la ciencia en general y la astronomía en particular: cuando era niño la llegada del hombre a la luna, en el año 1969, marcó sus intereses de manera definitiva.
A los quince años construyó su primer telescopio, fundó el club de ciencia del colegio nacional y fue clave en la creación del observatorio de esta institución. Es el fundador del Observatorio Astronómico de Ampimpa, uno de los más prestigiosos del país y actualmente es quien lo dirige.
El Observatorio nació en 1986, con motivo de la llegada del cometa Halley. Este astro se acerca a la tierra cada 76 años por lo que es probable que una persona lo pueda observar como máximo dos veces en su vida.
Entre los cerros tucumanos y en un tiempo récord se armó la estación astronómica que permitió realizar la campaña de seguimiento e incluso sacar algunas de las más importantes fotos del cometa desde Argentina.
“Había una expectativa mundial”, relata Mansilla. “la NASA organizó un seguimiento del Halley que involucraba a muchísimos observatorios de todo el mundo, entre ellos Ampimpa". El director cuenta cómo fue aquella experiencia del recientemente creado Observatorio de Ampimpa.
Cuatro años después del paso del cometa, el Observatorio, creado con fines exclusivamente científicos, se convirtió en una institución educativa, convencidos de que la educación científica constituye una herramienta clave en la formación de una sociedad.
“La divulgación del conocimiento científico es muy importante. Una sociedad no puede valorar el trabajo de sus investigadores y sus científicos si no conoce qué es lo que están haciendo, cuál es su valor y cuáles son los beneficios sociales del conocimiento científico. Los especialistas debemos reservar un espacio para alfabetizar científicamente al público y que el ciudadano común sepa y conozca la importancia de la ciencia en el progreso”, explica Mansilla.