Una frase contundente vino a alterar a la sociedad tucumana, a la política y a la actividad institucional de la provincia: “se constata la existencia de excremento de roedores y aves junto al almacenamiento de mercadería comestible”. Esta situación fue expuesta en el acuerdo 3.718 del Tribunal de Cuentas (TC), y se refiere a la condición que presentaba un depósito de mercaderías del Ministerio de Desarrollo Social, que fue controlado por auditores del organismo.
Si bien se trata de un hecho puntual, más allá de concentrar la atención sobre los destinatarios de los productos del organismo provincial -sectores vulnerados que requieren de la ayuda social del Estado-, debe servir de acicate para las autoridades, para que se preocupen por poner mayor celo en sus tareas administrativas.
Además, constituye un serio llamado de atención para el Gobierno en cuanto al trabajo de mantenimiento de todas las reparticiones y dependencias que, de alguna manera, tienen vinculación directa con la ciudadanía. Provoca malestar, y hasta indignación, que se compruebe que alimentos que van dirigidos al consumo de grupos sociales desprotegidos y carenciados estén rodeados de heces de ratas; por lo que lo que menos se puede exigir es que se muestre responsabilidad social en la prestación del servicio estatal.
El Tribunal de Cuentas hizo su parte al realizar una investigación, exponer una situación irregular y reclamar a las autoridades de la cartera social que resuelvan las anormalidades detectadas. Esas actuaciones estuvieron enmarcadas en la auditoría de inventario de bienes en el depósito de Güemes 640 del Ministerio de Desarrollo Social, aunque también alcanzaron a las instalaciones de Lavalle 2.374. Allí, además de la presencia de excrementos de roedores y de aves, también se observaron otras anormalidades -como desprendimientos de cielorraso y signos de humedad- a la vez que se indicó que en la estiba de mercadería de algunos productos se detectaron espacios vacíos, ocupados con material plástico.
Según el TC, esa es una práctica utilizada con frecuencia para inducir al error al momento de realizar un recuento de acuerdo a base por altura de almacenamiento. Y advirtió que se debían extremar los cuidados de salubridad en el depósito y evitar la existencia de alimañas debido a que es utilizado para el almacenamiento de mercadería alimenticia y otras veces de uso medicinal y/o aseo personal.
Estas advertencias, en virtud de todas las reparticiones que maneja el Estado y que están destinadas a cumplir tareas sociales, deberían hacerse extensivas a toda la gestión provincial. Podría servir para evitar sorpresas, propias y ajenas, a partir de nuevas acciones de control del TC que puedan exponer otras falencias en las acciones administrativas de los funcionarios del Estado. Los que ejercen cargos políticos deben tomar nota del resultado de la auditoría y procurar que los organismos que manejan sean más minuciosos en sus funciones. Así brindarían más seguridad a la población que depende de la asistencia del Estado en materia de provisión de alimentos y de medicamentos, que es lo que tenían los depósitos en los que se encontraron heces de ratas.
Está bien que el Gobierno provincial salga a brindar tranquilidad en cuanto a que esos productos están aptos para el consumo, como así también que la oposición pida explicaciones a las autoridades del Poder Ejecutivo, porque también cumplen una tarea de control; sin embargo, esta situación tiene que ser un serio llamado de atención para cumplir mayor eficiencia la tarea gubernamental.