“Los robos, lamentablemente, están superando los límites que la sociedad acepta”, explicó Jorge Frías, una de las víctimas de la ola de inseguridad que se registra en Tafí del Valle. “Tenemos un promedio de un robo por semana en el último mes y medio, una cifra que demuestra cuán grave es el problema”, añadió.

El hombre, con tono de resignación, informó cómo es el modus operandi de esta banda. Recorren las calles internas de los barrios La Sulka y Los Mimbres durante la madrugada aprovechándose de la falta de iluminación. Después de elegir, ingresan a las viviendas que están deshabitadas y durante horas, se encargan de separar todo lo que pueden llevarse. Al día siguiente, según su teoría, vuelven a buscar el botín que terminan llevando en dos o tres viajes que realizan en dos vehículos diferentes.

“A mi casa la vaciaron”, insistió Frías en una entrevista con “LA GACETA Central” que se emite por LG Play. “Se llevaron todo lo que se puedan imaginar. Calculo que estuvieron entre seis y siete horas preparando las cosas para llevárselas. Estamos hablando de todos los electrodomésticos, ropas, perfumes y desodorantes”, comentó la víctima.

Malestar

Frías recibió un llamado de un vecino del barrio para avisarle que la ventana del frente de la vivienda estaba rota y que posiblemente alguien había ingresado a robar. No perdió el tiempo y el mismo día viajó a Tafí del Valle para ver qué había sucedido. “Cuando llegás y descubrís que te robaron hasta el dentífrico sentís una desilusión muy grande. Después te das cuenta de que hay una gran predisposición de la Policía en hacer tareas de prevención e investigar los casos, pero al poco tiempo descubrís que con la Municipalidad no pasa lo mismo. Ellos son los encargados del alumbrado público, que no existe”, insistió.

Los barrios La Sulka y Los Mimbres pertenecen territorialmente a Tafí del Valle, pero jurisdiccionalmente corresponde a la comisaría de El Mollar realizar tareas de prevención en el lugar e investigar los hechos. Los dos desarrollos urbanísticos no ocupan más de siete manzanas. “Estamos muy preocupados porque no se puede registrar un robo por semana. Es increíble. No estamos hablando de una zona muy poblada”, comentó Lucrecia Estefanoni, otra tucumana que tiene una casa de descanso en la zona donde se produjeron los robos. “Estamos abandonados por las autoridades municipales. La Policía, pese a los pocos recursos con los que cuenta, se reunió con los vecinos y, entre todos, buscamos la manera de acabar con esta ola de inseguridad. Pero sabemos que no pueden destinar un efectivo las 24 horas para controlar”, añadió en una entrevista con LA GACETA.

“El mayor problema que tenemos es el alumbrado público. Fuimos nosotros los que pusimos los postes y ellos deberían haber puesto las luminarias. Pero ahora nos dicen que también las compremos para que ellos las pongan. Por supuesto que rechazamos el pedido porque no nos corresponde. ¿Qué hacen con los fondos que ingresan cuando pagamos los impuestos?”, se preguntó Hugo, que sufrió un intento de robo en La Sulka. “Me salvé porque sonó la alarma. Pero no todos los del barrio tienen instalados ese servicio”, añadió.

Frías también se quejó por esta cuestión. “Hemos pedido en reiteradas oportunidades al intendente que intervenga y que se haga cargo del servicio. Pero hasta el momento no tuvimos ningún tipo de respuesta”, finalizó.

En silencio

Nuestro diario, por segundo día consecutivo, intentó comunicarse con el intendente de Tafí del Valle, Franciso Caliva, para que diera su versión sobre lo que está sucediendo en ese municipio. Al fracasar en su intento, LA GACETA se comunicó con el concejal oficialista Miguel Cruz, quien señaló que devolvería la llamada una vez que terminase “de alimentar a los obreros”. Pero nunca lo hizo, ni volvió a responder.

Sí habló su par Jessica Yapura Astorga. “La noticia generó mucha preocupación entre los miembros del Concejo. Acordamos que mañana (por hoy) subiremos a ver qué es lo que está pasando”, explicó la edil. “No puedo creer que el intendente les haya pedido la donación de las luminarias a los vecinos. Con ese criterio, ellos estarán en su derecho de no pagar los tributos”, añadió.

“La información cayó muy mal en el valle. No podemos tolerar que esto suceda porque nuestra municipalidad vive del turismo y la inseguridad se terminará transformando en nuestro enemigo. No sólo para los visitantes, sino para los habitantes también. Es un problema que afecta a todos”, insistió la concejala.

Yapura Astorga le dijo a LA GACETA que el Concejo Deliberante tiene las puertas abiertas para recibir los planteos y las quejas de todos los vecinos, sean visitantes o residentes. “Tenemos mucha gente que nos eligió para establecer su vida aquí. No podemos fallarles y, si es necesario, solicitaremos al Ejecutivo todos los informes que sean necesarios para acabar con este problema”, finalizó.